AYLAN KURDI Y EL FRACASO DE LA HUMANIDAD

AYLAN KURDI Y EL FRACASO DE LA HUMANIDAD

nino 

Al contemplar absorto la fotografía de Aylan Kurdi, el niño sirio de tres años, muerto en una playa de Turquía, estoy de acuerdo con mi hija Daniela, cuando afirma que la humanidad ha fracasado y es culpa de todos. Entonces la pregunta que me asalta es ¿cuántos niños han muerto, mueren y morirán por culpa de la estupidez humana?.

 

 

 

 Y es que los vulnerables están por todos lados, como aquellos que son perseguidos y asesinados víctimas de la intolerancia religiosa, o los que deben arriesgar su vida  en el mar al no encontrar oportunidades en sus propios países, los que deben dejar sus hogares porque son extranjeros y son responsabilizados de causar el hambre de sus hermanos y son utilizados como chivos expiatorios por políticos fanáticos e  incapaces de asumir sus propias responsabilidades o  los que deben abandonar las casas de su ciudad que está muriendo por la falta de fuentes de trabajo, porque sus gobernantes les han dado la espalda o no han tenido la capacidad de resolver el problema del empleo.

Me gustaría que la foto del niño sirio, sea el símbolo que denuncie  la falta  de inteligencia, de capacidad y voluntad política de los líderes del mundo, que gobiernan desde sus trincheras locales, ajenos a la realidad del mundo integrado, vinculante e interdependiente y que frente a la muerte de Aylan han propuesto paliativos que de ninguna manera solucionan la origen del problema humanitario.

Que llame la atención a las religiones que están más preocupadas en ganar adeptos y desacreditar a los que piensan diferente sin referirse a las personas con sus realidades y sus diferencias.

Que provoque una fuerte sacudida en los medios de comunicación, para que vuelvan su mirada al ser humano real y no se  preocupen de temas basura, asuntos banales e insignificantes, que son un insulto a la inteligencia y a la salud mental, pero que vende y con ello responde a las expectativas financieras de sus dueños.

Sobre todo que interpele a la sociedad civil pasiva, instalada con comodidad en la indiferencia del mundo de los otros, para que asuma una posición más activa, crítica y  decidida en el que hacer ciudadano, porque caso contrario la agonía de otros niños se convertirá en parte de la cotidianidad y sobre todo de la indiferencia colectiva, entonces la muerte del Aylan y de todos los niños del mundo habrá sido inútil.

 

Jorge Mora Varela