En el siglo XXI y sobre todo en Latinoamérica:

 “Un pueblo le da la bienvenida al nuevo gobierno que arriba y que al poco tiempo lo aborrece y lo rechaza, porque este NO hace lo que cada uno había imaginado, entonces se sentirá engañado, hasta enamorarse de otro que lo haga soñar en el mundo ideal que nunca llega”.

ME TEMO QUE LAS AUTORIDADES YA NO PUEDAN GOBERNAR

El poder de las manifestaciones sociales en el mundo y de manera especial en Latinoamérica, demuestran que las autoridades políticas, han perdido la capacidad de gobernar.

Al presidente ecuatoriano Lenin Moreno, las manifestaciones de octubre 2019, lo dejaron KO, cuando los movimientos sociales impusieron sus condiciones por la fuerza de las movilizaciones callejeras masivas, cuando paralizaron el país. Fue un KO tan contundente que le quitaron cualquier capacidad de maniobra y desde octubre 2019 hasta mayo 2021, el gobierno ha permanecido en estado vegetativo a la espera que lo desconecten el 24 de mayo cuando se de el cambio de mando presidencial.

Estas manifestaciones, donde se junta el poder popular, amorfo, ciego, caótico, pero contundente, le dejó sentir su supremacía al presidente Sebastián Piñera en Chile a la espera de una constitución que rehaga el poder político del país austral y que agrade a sus violentos manifestantes.

Lo vive Colombia en abril-mayo 2021, cuando las masas populares, le ganan la pulsada al presidente colombiano Iván Duque y sus intenciones de modificar su estructura financiera con su proyecto de reforma tributaria.

ES EL MOMENTO DE LOS POLÍTICOS EXTREMOS

Si eres un político moderado, no tienes oportunidad

El momento político en los países “democráticos” se ha polarizado entre los populismos de derecha y de izquierda. Así parecen demostrar las justas electorales en la segunda mitad del siglo XXI en las democracias de América y del mundo occidental.

La democracia participativa, abierta, universal, da la oportunidad a la inscripción y la participación masiva de opciones, pero el denominador común indica que la segunda vuelta les pertenece a los extremos de derecha y de izquierda.

Así lo muestra el Perú de Castillo y de Keiko, el Brasil de Bolsonaro y de Lula, Chile de Boric y Katz, el Ecuador de Lasso y Arauz, los Estados Unidos de América de Biden y Trump, ahora la Colombia de Petro y Hernández.

Entonces el marketing político diseña campañas con estrategias afines a la contemporaneidad, como volverse estrella de TikToc, NO participar de debates, denunciar, santificarse, saltar, bailar, sonreír, abrazar, convertirse en Showman, elegir como binomio a personajes exótico/as, por lo tanto llamativos dentro de lo “políticamente correcto”, si pertenece a las minorías, mejor y listos para confrontar entre el bien y el mal.

EL ESCUDO PROTECTOR DE LOS PRESIDENTES LOS ALEJA DE LA REALIDAD

Al escuchar el informe del presidente Guillermo Lasso, el 24 de mayo del 2.022, me invade la misma sensación cuando escucho a los primeros mandatarios al dar sus discursos: el divorcio entre lo que ellos piensan y comunican vs. la realidad del pueblo llano.

Me parece que, en el Ecuador de manera particular, los presidentes y los personajes importantes están blindados por un escudo protector una clase de arma secreta que protege a los primeros mandatarios y sus gabinetes de sus enemigos reales o imaginarios y les genera dos efectos: proteger a las autoridades de los ataques de sus enemigos políticos que quieren la revocatoria de su mandato, pero provoca un efecto secundario:

“los desconecta y les distorsiona la realidad”

El informe presidencial sustenta su información en datos NO creíbles, imprecisos, discutibles, esto explica porque los mandatarios pasan sus períodos de gobierno asegurando cosas que NO le llegan a la gente, ellos miran el mundo desde su perspectiva interesada, manipulada y por lo tanto distorsionada, la que les permiten sus ejércitos de empleados serviciales, los medios de comunicación que lucran del poder y los vividores del poder político, que impiden la conexión de los primeros mandatarios con la realidad dura y cruda de la gente común.