LAS AGRESIONES A YUNDA

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LAS AGRESIONES A YUNDA

A propósito de la agresión del concejal Fernando Morales a Jorge Yunda Machado.

El 25 de marzo de 2019, publique el artículo CUANDO UNA BROMA ESCONDE A UNA SOCIEDAD AGRESIVA Y EXCLUYENTE 

Dónde entre algunos de los pensamientos afirmo:

“Los ciudadanos normalizamos y compartimos sin ningún reparo a través de las redes sociales las burlas al alcalde electo de la Ciudad de Quito Jorge Yunda Machado”.

“Estos hechos dejan al descubierto el lado obscuro de una sociedad acomplejada, con taras y prejuicios sociales y que de forma soterrada e invisibilizada agreden a los que desde su punto de vista son menos o son inferiores”.

“Las agresiones al ciudadano Yunda, visibilizan a una sociedad acomplejada, intolerante y tonta, que no repara que con estas actitudes es imposible construir un país viable e incluyente y que nos relega a ser un pueblo estúpido, que no avanza porque tiene la capacidad de destruirse a sí mismo”.

Me reafirmo en lo que digo. 

La agresión del concejal Fernando Morales a Jorge Yunda Machado es inaceptable, propia de un ser sin control de sus emociones, ni de sus impulsos, un energúmeno, un troglodita que avergüenza a la ciudad, a la educación y al gremio de los abogados del Ecuador y por supuesto que debería avergonzar a su familia si es que creemos pertenecer a una sociedad civilizada.

Existe un marco jurídico y un debido proceso, entonces, lo mínimo que se espera es que se cumpla las reglas de juego jurídico.

Ahora si no están de acuerdo con los procedimientos y los resultados de estos, entonces reformen las leyes, los procesos, el marco jurídico, pero de ninguna manera podemos aceptar el comportamiento estúpido del “concejal de la ciudad de Quito” que quiere hacer justicia por su propia mano, negándole los mínimos derechos y el respeto al señor Jorge Yunda Machado.

Además, me llama la atención la reacción del concejal en mención además de las reacciones de las personas en las redes sociales. Por favor miren los emoticones de la fotografía, dónde por obvias razones he borrado los nombres, pero las imágenes muestran como algunos ciudadanos muestran su asombro, su acuerdo o su gusto por la agresión de un ser humano a otro.

Esto confirma que, en Quito, podría repetirse cuantas veces se quisiese el asesinato de Eloy Alfaro del 28 de enero de 1912, porque los agresores con instintos asesinos y las turbas fanáticas no se han ido nunca de la capital de los ecuatorianos, solo han estado en silencio, hasta tener la oportunidad de sacar sus instintos criminales contra cualquiera que tenga la desgracia de caer en sus garras con cualquier pretexto, justificado o no.

 

Jorge Mora Varela

 

Foto: Agresión a Jorge Yunda Machado