CARTA ABIERTA A NICOLÁS MADURO

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Si vas por la carretera panamericana, para nadie es extraño el constante caminar de familias jóvenes de venezolanos que paso a paso se van alejando de su país, en un fenómeno que dura años y que van derivando en hechos de violencia que podrían salirse de control.

CARTA ABIERTA A NICOLÁS MADURO

Y por eso señor presidente de la República Bolivariana de Venezuela Nicolás Maduro, le escribo, para pedirle que por un momento mire y escuche a los ciudadanos en su mayoría jóvenes y niños de su país que han optado por el auto exilio.

Me parece imposible creer que ellos se van por un acto que obedezca a la sola voluntad de abandonar su tierra y alejarse, abandonar su casa, su familia, sus afectos, su ciudad o su país, arriesgar su integridad, exponerse al peligro y estar dispuestos a cualquier cosa, hasta a delinquir con tal de sobrevivir.

Creería que la Venezuela que usted preside, les ha negado cualquier oportunidad para realizarse como personas, para tener un trabajo, para alcanzar a cubrir sus necesidades básicas, el derecho a la salud a una vivienda a la que tienen potestad por el hecho de ser venezolanos.

Y son millones los venezolanos los que paso a paso a través de los años se alejan de su patria, por todos los poros, todo el tiempo.

Usted señor presidente, siempre está descubriendo atentados, magnicidios, conspiraciones, ataques del imperio capitalista, amenazas de los enemigos externos y me parece que usted tiene ideas que lo obsesionan, basadas en hechos ciertos, pero también producto de su imaginación, la de sus coidearios o de sus asesores de inteligencia, que  de forma permanente pierde a sus elementos más valiosos como son sus jóvenes y niños me parece que usted debería alejar a sus fantasmas y en soledad, mirar con detenimiento a los suyos, a los  que se van y sin la interferencia de nadie, hablar con ellos y repensar sus ideas.

A lo mejor el modelo de Hugo Chávez, ya no existe, es imposible, es impracticable y hasta podría ser nocivo.

Por favor, deje a un lado su libro dónde está su constitución y piense, reinvente su patria o de un paso al costado, para que sean otros los que tomen las riendas de Venezuela. Con frecuencia alejarse es lo mejor que se puede hacer, cuando se ha fracasado y cuando mantenerse podría ser más nocivo que quedarse y porfiar en el error.

A mí en lo personal me duelen las imágenes de personas que se ven obligadas a alejarse de su patria, porque ella no les ofrece nada, no solo los venezolanos, también los ecuatorianos excluidos que prefieren arriesgar su propia vida en los desiertos de los Estados Unidos, porque el Ecuador no los convoca y les cierra las puertas.

Como me es insoportable la realidad de los africanos o de las personas del medio oriente que buscan otros espacios en el mundo dónde vivir con dignidad.

Pero Venezuela insiste por años en negarse a mirar a los que se van, persiste en el comportamiento errático de su economía, de sus finanzas, de sus políticas de inclusión y abraza la exclusión en nombre de una ideología que a lo mejor caducó en el devenir del tiempo.

En fin, me encantaría que usted pudiese leer esta misiva y antes de lanzar sus vituperios, denunciar otro ataque de sus enemigos, desenmascarar otra conspiración, usted por un momento, mire y hable con sus compatriotas, para intentar entender que, quizá el problema fundamental se encuentre en ustedes mismos y quizá pudiese encontrar los argumentos que le permitan darle a su país otra oportunidad, otro rumbo, menos traumático y mas armónico más ligado con lo que cada ser humano, cada familia y cada comunidad merece dignidad y un nido abrigado, por el solo hecho  de ser seres humanos que nacieron en una patria que tiene la obligación de acogerlos, protegerlos y darles un espacio para vivir y hacerlo en libertad con todos los aspectos que esta palabra implica y conlleva.

 

Jorge Mora Varela.

 

Imagen: Venezolanos