BIENVENIDA LA NORMALIDAD

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¿Por qué, durante los años 2020 y 2021, el sistema educativo de Corea del Sur nunca abandonó la presencialidad?, inclusive los exigentes exámenes para entrar a las universidades coreanas no cambiaron ni su forma ni su rigor.

BIENVENIDA LA NORMALIDAD

Con enorme gusto he sido testigo como los jóvenes han vuelto a los campos de juego y han dado rienda al juego, al deporte, al esfuerzo, al contacto físico, a la felicidad y nos hemos tomado 19 meses para hacerlo y me alegro de haber vuelto a ser parte del mundo normal.

Las vacunas contra el covid-19 deben hacer su trabajo, minimizar los impactos de la pandemia y llevarla en términos de tal normalidad que no sea determinante y se vuelva parte invisible de la cotidianidad.

Luego de todo lo que ha pasado, el 2020 y las ¾ partes del 2021 han demostrado que la pandemia no era tan catastrófica como la pintaban. Que algunos países se dejaron vencer de la paranoia y pusieron en riesgo la integridad de sus ciudadanos, no por la virulencia del covid-19, sino por la exageración en las medidas de prevención del contagio y “muerte” de sus ciudadanos, sino porque destruyeron de manera peligrosa sus estructuras económicas, familiares, educativas, productivas.

 

Tener a los niños y a los jóvenes encarcelados en la virtualidad educativa es un acto que rayó en la crueldad. Me gustaría saber ¿Por qué el sistema educativo de Corea del Sur nunca abandonó la presencialidad?, inclusive los exigentes exámenes para entrar a las universidades del país sur coreano no cambiaron ni su forma ni su rigor durante el 2020 y 2021.

En el Ecuador como en muchísimos lugares del mundo, la pandemia solo desnudó las carencias de algunas personas, por ejemplo, visibilizó a algunos de los delincuentes que intentaron sacar provecho con la especulación y sobre precio de los insumos médicos, muchos de ellos enquistados en el estado y que deberán ser sancionados de manera ejemplar y de por vida.

Puso en primera fila, la de la vergüenza a los poderosos e influyentes sobre los esenciales en la distribución de las vacunas, desnudó las inequidades y los privilegios. Descubrió el juego geopolítico que significaba el mercado de las vacunas, producirlas, comprarlas y distribuirlas en atención a los intereses, acuerdos, convenios internacionales y geopolíticos que estuvieron por encima de las personas y sus necesidades.

Para mí en lo personal, la OMS, me deja dudas sobre su credibilidad y me queda la preocupación sobre su poder, capaz de paralizar al mundo y luego volverse invisible y desaparecer sin explicaciones.

Sobre todo, en el Ecuador, la pandemia, desnudó a algunos funcionarios que jamás dieron la talla y fracasaron por todo lo alto, porque con todo el poder político solo alcanzaron a vacunar a su madre y sus amigos, para luego irse por la puerta de atrás, ojalá para nunca más volver.

Les dio la oportunidad a otros para lucir sus capacidades negociadoras, administrativas, organizativas y las capitalizaron en favor de sus países y por supuesto de sus intereses.

Y de a poco se va el coronavirus, con sombras y dudas sobre su manejo, su virulencia, sus impactos económicos, sanitarios, psicológicos.

En fin, bienvenida la normalidad y ojalá la pandemia haya sembrado algunas enseñanzas para una convivencia social mejor de la que traíamos hasta el inicio del extraño, complejo e inolvidable 2020 y gran parte del 2021.

 

Jorge Mora Varela