Me gustan las ciudades donde en cualquier esquina caminan e interactúan personas de una amplia variedad de culturas.
Sí A LA MIGRACIÓN, PERO ¿A CUÁL?
Coincido con el historiador y escritor mexicano Juan Miguel Zunzunegui cuando señala que los territorios conquistados por el imperio español en América cuya población nativa fue diezmada por las enfermedades traídas por los europeos, sus pueblos y ciudades fueron poblados durante 300 años con “españoles, católicos y medievales”.
Y esa condición realizada por tres siglos, sigue marcando nuestra cosmovisión, nuestra manera de ser y de pensar, luego de dos siglos desde la independencia, somos “conservadores y milagreros” y hacemos que nuestro futuro dependa de la generosidad divina a la que apelamos con rezos y ruegos permanentes.
Para el mundo católico español, el trabajo es la consecuencia de un castigo divino y dependemos de la “suerte” o de “un milagro” que nos regale como un acto de la generosidad divina “recursos naturales” que nos haga sentir “ricos” y “bendecidos”, entonces nos dejamos estar.
España se llevó desde América durante los siglos de presencia en América, ingentes cantidades de oro y plata, y cuando ellos perdieron las colonias, se encontraron que luego de tres siglos de explotación de los recursos valiosos del nuevo mundo, eran un país pobre, atrasado e incapaz de evolucionar al ritmo de los países vecinos….