HE VIVIDO EN DOS MUNDOS DIFERENTES

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A propósito de la celebración de cumpleaños, cuando me enrumbo al encuentro de mis años dorados y luego de haber recibido las manifestaciones de afecto a través de los medios digitales como el face, twitter, WhatsApp entre otros, no podría elegir qué mundo fue mejor, solo puedo afirmar me siento afortunado porque:

 

HE VIVIDO EN DOS MUNDOS DIFERENTES

En uno  blanco y negro  y en uno multicolor

 

De manera habitual uso el computador porque en él tengo infinitas cantidades de información a mi alcance y encuentro un amplio espectro en el mundo de las ideas, independencia mental, flexibilidad en el proceso de reflexión y una amplia gama de recursos multidisciplinarios y culturales  que me ofrece el internet.

De manera que cuando una tarde dejó de funcionar, tuve la sensación de haber colapsado, de estar fuera del mundo, entonces comprendí como me había invadido la modernidad en formato digital.

No soy un nativo digital, porque nací cuando reinaba el lápiz y el borrador, el cuaderno de una, dos o cuatro líneas, la regla y el compás, el sacapuntas y el papel secante, el esferográfico de azul y el de roja, la tabla de Copetti y el libro de Baldor, el pizarrón y la tiza, la cámara de fotos y el rollo para revelar.

Si darme cuenta, hoy dependo del computador y el internet, del  Google, E-mail, Facebook y Twitter, la tablet y el teléfono inteligente.

Y creo ser afortunado por ser parte de dos mundos diferentes:

El primero, una especie de mundo en blanco y negro, que se movía en cámara lenta, donde se privilegiaba la habilidad para escribir a mano una carta de amor, la destreza para hacer las cuentas de memoria o con la ayuda de los dedos de la mano, para dibujar a mano alzada, o para ir a la biblioteca para conocer el mundo al ojear un libro  o para enamorar a una hermosa muchacha y regalarle un disco con una dedicatoria en la portada.

El otro, multicolor, en forma de redes, de alcance global, veloz, intenso, cambiante que reemplazó el silbido por un mensaje al celular, un cuaderno donde se llevaba la materia por un archivo digital, el escribir con sintaxis y buena ortografía por un ordenador que tiene corrector de texto y de ortografía, una foto tomada con cuidado  y que debía ser revelada, por un número infinito de fotografías digitales, mi vida escrita en un diario personal y secreto, por mi vida a la vista de todos en las redes sociales, o un disco de cuarenta y cinco revoluciones y una dedicatoria de amor, por un archivo digital con miles canciones.

Y no podría elegir bajo la premisa de que mundo fue mejor, solo puedo afirmar que por fortuna soy parte de dos mundos diferentes y por ello la celebración de mi cumpleaños en el mundo digital, fue tan entrañable como las de mi niñez.

 

Jorge Mora Varela