LOS USUARIOS DE LOS BUSES Y LOS VENDEDORES AMBULANTES

Usar los medios de transporte público, es una actividad tan habitual, que había perdido la capacidad para dimensionar los niveles de violencia y maltrato, pero sobre todo la manera de proceder de cada uno de sus actores.

 

LOS USUARIOS DE LOS BUSES Y LOS VENDEDORES AMBULANTES.

 

Mientras me transportaba en un bus de transporte urbano, intentaba leer un informe de rendición de cuentas del Ministerio de Inclusión Económica, en medio de empujones, una música estridente, un incesante ir y venir de personas, me encontré una maravillosa frase de Bertolt Brecht, que entre otras cosas dice:

“No. No aceptes lo habitual como cosa natural”

En un documento cuyo fin pretende alcanzar el "Buen Vivir”, destacándose el principio de igualdad entre todos los ciudadanos, considerados sujetos de derechos.

Mientras un hombre como tantos de ellos que desfilan por los andenes de los buses intentaba vender algunos dulces, con un argumento que lo había oído tantas veces:

“No me des la espalda hermano, acabo de salir de la cárcel y quiero que me ayudes, debo llevar el pan para mi familia, porque si tu no me ayudas me veré obligado a robar” mientras entregaba con violencia su mercadería a los pasajeros.

Una señora, no quiso aceptar el producto en cuestión y el vendedor presionó su brazo con fuerza, mientras le decía en tono amenazante: “luego no te quejes”.

Esto me hizo pensar que la inclusión social, jamás se subió a los buses, donde los excluidos de la sociedad han encontrado un refugio, a costa de los usuarios del transporte público, a quienes se les ha precarizado en sus derechos ciudadanos y han asumido la carga de responder a las demandas sociales de los excluidos, con la cabeza gacha, con temor, con resignación al no haber tenido nunca la protección de las autoridades pertinentes, porque estas o no encontraron respuestas a esta realidad, o porque no quisieron asumir sus responsabilidades o por no arriesgar el costo político que esto representaba.

Entonces en el transporte público la violencia es habitual por la aceptación resignada de sus usuarios ante el desamparo y la indiferencia de las autoridades correspondientes.

Esta es una situación que no puede y no debe ser aceptada con naturalidad, esto representa legalizar la violencia simbólica, porque se corre el riesgo de asumirla como parte de la cultura, con ello se vuelve invisible y por ello difícil de identificar y contrarrestar.

“La tolerancia a la agresión entre ciudadanos es una actitud propia de los pueblos vencidos”

Demando el estudio de la problemática social que se vive de manera soterrada en el transporte público y la aplicación de los correctivos que corresponda, para mejorar la calidad de vida de las personas usuarias de los buses urbanos, antes de que las tensiones sociales sean incontrolables y dejen saldos irreparables, ante lo cual no serían aceptables ningún tipo de lamentaciones.

 Jorge Mora Varela