DANZA EN LA MADRUGADA
Ven preciosa amada mía de todos los días,
deja que mis labios te hablen del silencio eterno,
ven a escuchar las palabras mías
que enamoran oídos y curan corazones enfermos.
Es tiempo de amarnos en la madrugada
al compás de la danza de la luna,
la oscuridad cada vez es más despiadada
y las sombras en los bosques se vuelven una.
La hora de los mágicos se ha estacionado
entre los relojes de los campanarios,
bailan los espíritus en lugares abandonados
evocando viejos sucesos y escenarios.
Bailan los duendes y los brujos,
arte de misterios y viejos conjuros.
Por: Miguel Ángel Bolaños Vela (Ángelus)