Descenso

Descenso

 Y de pronto me torné lucífugo
y el peso de mi ego me hundió
en la sima más profunda,
encharcado en fosas de sangre sucia,
en los arreboles infernales
donde se cree que moran los demonios.

Aliento Oscuro

Aliento Oscuro

Un suspiro de lo gélido me hiere el alma,
cual saeta demoniaca
en posesión de un débil ser abandonado
por su propio ego.

La Madre Eternidad

La Madre Eternidad

 

En algún instante misterioso, en el principio de un tiempo sin tiempo, la Madre Eternidad dio a luz a el palpitar del evo de mi existencia fuera del alcance del raciocinio mortal. Mi Padre, Wakan Tanka, me pensó (creó).

 

En el sueño de la Madre Eternidad, muchos instantes fueron fabricados para extrañas dimensiones y espacio - tiempos, como si mi niñez requiriera de muchos salones de juego a mi conveniencia. La armadura de la inmortalidad se guardó en un cruce mágico de los pasos del dios de las mil risas.

 

Un poco antes, de un instante en este instante, en uno de los espacio - tiempos de las extrañas dimensiones, escogió la Madre Eternidad, la cuna de mi vida, y la forma de todas mis formas.

 

En otro superuniverso lejano a este, con el brillo de una supernova, se abrieron mis ojos y se encendió mi aliento. El Dragón Blanco emprendió el vuelo interestelar y cósmico hacia Orvonton.

 

Wakan Tanka, guardaba el idilio arcano entre el dragón y la diosa de cabellos negros.

 

EL NACIMIENTO DE LA BRUJA CAUSHE

EL NACIMIENTO DE LA BRUJA CAUSHE

 

Eran tiempos antiguos, cuando se conjugaron las tinieblas y la amargura de los seres no iluminados, en un lugar peligroso y ya olvidado desde hace muchas lunas. Era una singular reunión misteriosa, bizarra y odiosa, que sería un preámbulo para fastidiar nuestro mundo con alguna aberración tenebrosa.

 

Cuentan las noches lluviosas y negrísimas que a partir de aquella reunión oscura, el cielo se encolerizó y un demonio de montaña apareció en un lugar cercano al que hoy conocemos como cerro “Pan de Azúcar”. Este demonio tenía un corazón de ajenjo y buscaba siempre el mayor daño posible a todo ser que estorbase su vista; y se sabe que todo lo que tocaba moría enfermizamente.

 

Anduvo así, bogando odiosamente por cauces de ríos muy escondidos, por donde se estancaban las aguas y olían a materia pútrida, hasta que se encontró con una hermana olvidada del Ángel de la Muerte, surgiendo una lujuria altamente asquerosa. Y el cielo bramó desesperadamente, repudiando aquel encuentro. Par de seres enfermizos y desgraciados que en su amargura se unieron; y, como una de las consecuencias que se provocó fue la muerte de este demonio a manos de ella.

 

Se cuenta que por ese lugar el hedor había aumentado durante algún tiempo, de más a más, y que esas aguas iban envenenando los suelos y el estertor avanzaba cada vez más en las tierras circundantes.

 

Pero hubo un día en que el Ángel de la Muerte tomó la vida de su hermana por orden del dios de las mil risas, y al hacerlo se encontró con la sorpresa de que en su vientre algo crecía.

 

El Hada y el Mago

El Hada y el Mago

 

El mago descendía de las alturas

en los rayos de la luna.

 

Visitaba sus bosques de locura,

conjuraba al fuego de una infernal laguna

para llevar calor al frío de la mixtura

entre nieve y espinas sin ternuras.

 

…y cantos escuchaba,

de la profundidad del bosque venían,

era una voz que al mago encantaba,

resuellos de los duendes blancos se oían.