EL NACIMIENTO DE LA BRUJA CAUSHE
Eran tiempos antiguos, cuando se conjugaron las tinieblas y la amargura de los seres no iluminados, en un lugar peligroso y ya olvidado desde hace muchas lunas. Era una singular reunión misteriosa, bizarra y odiosa, que sería un preámbulo para fastidiar nuestro mundo con alguna aberración tenebrosa.
Cuentan las noches lluviosas y negrísimas que a partir de aquella reunión oscura, el cielo se encolerizó y un demonio de montaña apareció en un lugar cercano al que hoy conocemos como cerro “Pan de Azúcar”. Este demonio tenía un corazón de ajenjo y buscaba siempre el mayor daño posible a todo ser que estorbase su vista; y se sabe que todo lo que tocaba moría enfermizamente.
Anduvo así, bogando odiosamente por cauces de ríos muy escondidos, por donde se estancaban las aguas y olían a materia pútrida, hasta que se encontró con una hermana olvidada del Ángel de la Muerte, surgiendo una lujuria altamente asquerosa. Y el cielo bramó desesperadamente, repudiando aquel encuentro. Par de seres enfermizos y desgraciados que en su amargura se unieron; y, como una de las consecuencias que se provocó fue la muerte de este demonio a manos de ella.
Se cuenta que por ese lugar el hedor había aumentado durante algún tiempo, de más a más, y que esas aguas iban envenenando los suelos y el estertor avanzaba cada vez más en las tierras circundantes.
Pero hubo un día en que el Ángel de la Muerte tomó la vida de su hermana por orden del dios de las mil risas, y al hacerlo se encontró con la sorpresa de que en su vientre algo crecía.
Respetando la vida de la bebé, el Ángel de la Muerte dejó los restos de su hermana en un pantano secreto y llevóse a la niña, a unas cuevas que habían existido en aquel entonces. La niña fue encontrada poco después por dos extrañas brujas que estaban de paso y se fue con éstas para servirles por un tiempo; que no fue muy extenso, pues la naturaleza de su madre le dominó y mató a quienes la encontraron con ayuda de unos dos pájaros conocidos como quilicos y que posteriormente los tomaría como sus hijos.
Luego de que creció tomando algunos conocimientos de las brujas que mató, hízose bruja también, y fue la más terrible y malvada en aquellos tiempos; pero, fue desterrada a costa de sus propias vidas por varios hechiceros que moraban en la entonces habitada ciudad de Quilca, de la que hoy sólo quedan sus ruinas.
Aquellos hechiceros le habían dado el nombre de Caushe por el lugar de donde provenía y por el carácter heredado de su madre.
Desde aquella ocasión, nada más se supo, hasta que Caushe aparece en el relato de otra leyenda que se desarrolla en el cantón Bolívar.