SOLILOQUIO DEL MISTERIO
Y así cuando el padre trueno habló durante la tormenta, comprendí que ser un hijo de Dios me confiere la potestad de volverme un viento sobre el mar oscurecido, furioso, soberbio y enfrentado con los cielos llenos de electricidad y misterio.
¿Qué diría mi diosa de cabellos negros cuando me mire corriendo sobre las aguas apasionadas? Quizá que nací para ser eternamente la Luz, el Poder y la Fuerza que sustentan a los universos.
Cuando Lemuria se perdió, nosotros, Los del Color de la Luna, dormimos en el silencio de la historia, bogando entre las aguas ya febriles, ya mansas; protegiendo los arcanos del dios de las mil risas.
Los dragones venían con nosotros a la danza con la música de las esferas, para recordar que el Gran Espíritu ha alimentado nuestras esencias. Fuimos los amantes del infinito, de los espacios eternos y los viajes hacia sitios más ocultos.