CARCHI… EQUINOCCIO Y FUEGO

CARCHI… EQUINOCCIO Y FUEGO.


Wilson Viveros Castillo.


***
Por llevar en mis venas sangre Pasto
estos versos para mi Carchi,
pequeñita cual semilla de la sancia…
y gigante como el cosmos de mi alma.
***

No me digas que soy extraño
si conozco de memoria tus caprichos y resabios….
que se aferran a los riscos zodiacales de tu cuerpo
…con los genes infinitos del ocaso.

¡Carchi!...
¡Conejita escarlata!...
levadura de lengua Chaima,
incienso perdurable de la minga
lumbre viva de los Pastos reencarnados.

¡Aquí o allá!...
en Chontahuasi o en Puntal,
en Quilca, en Tusa, en Orejuela o en Guacán
tu esencia se dilata
con el agua de Noviembre
y en torrentes fluye para calmar la sed.

Esa sed provocada...
tal vez por la inercia y el espanto
al ver guillotinada tu alegría,
por burdos torbellinos indolentes…
que profanan los confines de tu vientre.

¡Tengo sed!...
¡Sí!...
¡Mucha sed!...
por restaurar tú nombre centenario
en los renglones infalibles del futuro,
y ya nunca contemplarte maniatada
al pecado embustero de los vientos.

¡No es posible tierra mía!...
¡No es posible!...
mirarte solitaria a la distancia
donde arrullan las nubes precoces pichoncillos
y el tiempo en un catre remendado…
duerme acurrucado con su chacra.

¡Carchi!...
tinajita embadurnada de epopeyas,
en la miel que endulzas cada día
se fermentan los ritos tutelares…
y tu historia se cuece a borbollones
con sabor a pencos y cerotes…
y olor a páramo y guayaba.

Nací de tu arcilla fresca y resignada,
he crecido como yerba en la estepa de tu aliento,
soy hermano del búho y la chicharra,
soy hermano del tucán y curiquingue,
hermano de la zarpa mañanera…
y voy con rumbo a tus entrañas calurosas.

Vengo de tu légamo y cangagua,
emerjo de la tierra con rizomas milenarios,
converso con tu sol y cabañuelas,
converso con tu lluvia, calendario y alpargata …
y cubro mi esperanza con el poncho de tu guanga.

Ambu, pi, chichu, ashampa,
hombre, río, pájaro, mujer,
eres todo un continente de leyendas,
eres todo un oleaje de recuerdos,
eres todo manantial de inspiraciones
que se abrigan en la tulpa y al fogón.

¡Eres bailotear de golondrinas!...
¡Espiga de saberes!...
¡Arado de tristeza!...
¡Sombrero de la parva!...
¡Sudor de mindalaes!

¡Sí!...
¡Eres todo y eres nada!...
eres llama y quimera de mi sangre,
te expandes como el humo que huye de los leños,
de esos leños casi verdes recogidos por la abuela…
y arranchados
de las chilcas, de las tartas y el pundé.

Mañana, mañana…
cuando la luna entre los árboles avise
que las noches desfloradas son propicias
para la caza y la pesca de ilusiones,
acogerás mis despojos estropeados…
y en largos y tortuosos susurros hechiceros
los fundirás al regazo de tu sombra.

¡Carchi india y mestiza pura!...
¡Carchi negra y sonrisa blanca!...
¡Carchi Awa heredera y fuego!...
¡Carchi eterna equinoccio mío!...
¡Yo te quiero!

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Noviembre 19 de 2007

Foto: Marco Villacorte Fierro