La insoportable realidad de haber vivido y de vivir a dos velocidades
En los años de mi niñez y juventud, las chicas y los muchachos cantábamos en los estadios de mi pueblo en un ritmo musical de nuestros antepasados.
♫ “Si somos los campeones en el 65, lo seguiremos siendo hasta el año 2000” ♫.
Es que el año 2000 era inalcanzable, lejano, utópico, no llegaba nunca, es más no iba a llegar o al menos así lo parecía.
♫ “Si somos los campeones en el 75, lo seguiremos siendo hasta el año 2000” ♫
El siglo XX, era nuestro siglo, allí habíamos nacido y el señor cura repetía en las misas: Oremos por nuestro “Papa Pablo VI”, por nuestro obispo “Luis Clemente”.
♫ “Si somos los campeones en el 85, lo seguiremos siendo hasta el año 2000” ♫
El siglo XX era eterno o al menos así lo parecía, leíamos el periódico, oíamos la radio en AM, la diversión la teníamos en las revistas que se alquilaban en las tiendas o en las funciones de los dos cines de la ciudad, las televisoras en su mayoría en blanco y negro tenían un puñado de canales que se contaban con los dedos de una mano.
Con un esfuerzo titánico y parecía de largo aliento llegó el 99 y el 2000, los agoreros del desastre una vez más vaticinaban y se equivocaban con el cacareado y repetitivo “fin del mundo”.
El siglo XXI, lo empezamos con la transmisión en directo del atentado y la desaparición de las Torres Gemelas de Nueva York, la llegada del internet y de los dispositivos inteligentes, el nuevo siglo llegó con una velocidad inusitada, en un abrir y cerrar de ojos ya tenemos en el baúl de cosas viejas el primer cuarto del XXI, de manera que los nacidos en el tercer milenio ya alcanzan los 25.
Ya han pasado Juan Pablo I, Juan Pablo II, Benedicto XVI y a la velocidad del siglo se apaga Francisco, somos tan globales que la OMS nos confinó a todos en nuestras casa y las convirtió en “cárceles personales” de un plumazo en el 2020 con una pandemia.
Somos parte de un siglo chocante, estamos sometidos a la tiranía de la ONU, un grupo de burócratas dorados a los que nadie eligió y su agenda 2030, dónde algunas personas ni siquiera pueden definir ¿Qué es una mujer?, las guerras se han vuelto el pan de cada día y las miramos en vivo y en directo en una pantalla, mientras ordenamos una deliciosa comida chatarra a casa.
En este siglo extraño, apenas comenzamos a sentir la realidad de una sequía que en el pasado acabó con la civilización de Los Mayas cuando la vivieron por doscientos años y terminó con ellos.
En un siglo extravagante, redujo al mundo entero al tamaño de la palma de la mano y lo aceleró de tal manera que los chicos a sus 30 ni siquiera se han ido de casa, creo que al tener el mundo en sus manos apenas se han levantado, bañado, acicalado o salido de su cuarto, ya no es necesario.
Como me gustaría bajarle la velocidad de la vida y disfrutar de la sensación de tiempo en cámara lenta, como el que percibía cuando disfrutaba con mis amigos en los estadios de mi pueblo de:
♫ “Si somos los campeones en el 75, lo seguiremos siendo hasta el año 2000” ♫
Porque el tiempo dónde yo nací se vivía en cámara lenta y para mí, resulta insoportable realidad de haber vivido y de vivir a dos velocidades, ahora en la vorágine a la cual yo no me termino de adaptar.
Jorge Mora Varela