El inicio del ciclismo como la pasión del pueblo Carchense

Una mañana de verano,

había que intentar llegar a la cima del Guagua Negro en bicicleta,

para empezar a volar,

mientras la bicicleta,

dibujaba, con arte y cadencia las curvas que llevan a Tulcán.

El inicio del ciclismo como la pasión del pueblo Carchense.

Pasion Ciclismo

¿Cómo nace  la pasión por la bicicleta en la ciudad de Tulcán, esta afición que caracteriza a nuestro pueblo cuando son frecuentes “pelotones de ciclistas en fila india”, que, con esta figura elástica y simbreante embellecen nuestras carreteras, caminos y montañas?

Antes del Hipólito, del Jaime, del Arnulfo Pozo, antes del Carlos Padilla de San Gabriel, antes de los Martínez, del Julio Imbacuán, del Luis Chugá y de otros tantos.

Entonces había que acudir a la memoria del Federico Mera.

Allí aparecen en la memoria nombres como los del Julio Esquitini, el Diomedes Urresta que corrían en las bicicletas de turismo, hasta que, por los años de 1950, Don Justo Freire del Castillo tuvo en Tulcán la primera agencia de bicicletas y claro el Justo Herrera y el Luis Salazar, el “Chutero” dejaron el oficio de “sombrereros”, para alquilar bicicletas que disfrutamos entre las calles empedradas de Tulcán, hasta el mismísimo “Luchito” tenía el placer de la libertad sobre dos ruedas.

En el año 1955 la etapa 13 de la tercera vuelta a Colombia que debía recorrer el tramo entre las ciudades de Pasto e Ipiales, por gestión de las autoridades tulcaneñas se corrió la etapa entre las ciudades de Pasto y Tulcán. Entonces en una tarde lluviosa llegaron los pedalistas al parque central y para el regocijo de los jóvenes tulcaneños llegaron los mejores ciclistas colombianos y quizá de Sudamérica, los Efraín Forero, Ramón Hoyos y el Pajarito Buitrago.

De ese tiempo es el Belarmino Castro que tenía una bicicleta Raley, una Hércules, una Norma y una Philips, pero su padre le compró la bicicleta al ciclista colombiano Ramón Hoyos, era de aluminio, delgadita. Cuando el muchacho fue a estudiar al Colegio Militar Eloy Alfaro, llevó su bicicleta deportiva y podía entrenar por las mañanas, hasta que en un amanecer nublado, chocó contra una volqueta y así terminó el preciado bien deportivo.

De ese tiempo son el Fabián Cevallos, el Jorge Obando, el Miguel Viteri, el “loco” Viteri que dicen, que perdió la razón porque nunca pudo declararle su amor a la “Lucy Mera”.

Con diciplina, esfuerzo, calidad lucía sus atributos ciclísticos el Oswaldo Pozo, el "poncho-pellejo", en las vueltas a la Provincia del Carchi y en la ex Provincia de Obando en Colombia.

En el año 1965 se organizó la primera vuelta ciclística al Ecuador y la ganó el Hipólito Pozo, por esas cosas de la vida, en una competencia en la empedrada Calle Bolívar de Tulcán, frente al templo de San Francisco se accidentó el Hipólito y cuentan las malas lenguas, que cuando le ponían la mascarilla con el oxígeno, el empezó a dar declaraciones de cómo había estado la competencia, pensando que era la radio que lo entrevistaba. Pero esas son las malas lenguas.

Así nació el ciclismo y la pasión por el deporte del "pedal" en el Carchi, en Tulcán y muchísimos de nuestros jóvenes desarrollaron su talento, mostraron su coraje y le dieron alegrías infinitas a su pueblo, ganando vueltas, clásicas, cruces de los Andes, hasta que un día tocamos el cielo del ciclismo mundial, al ganar de forma brillante el Giro de Italia en el 2018 y el Oro Olímpico 2021 de Richard Carapaz, pero para que haya sucedido estos acontecimientos brillantes del ciclismo carchense, hay una amplia, rica y hermosa historia ciclística que nace en la mitad del siglo XX en Tulcán y que se proyecta de forma vibrante hacia el futuro.

 

Jorge Mora Varela

Nota al pie: Si nos puedes ayudar con más nombres, competencias, fotografías y anécdotas de esos tiempos del nacer ciclístico de Carchi te lo agradecemos de antemano.

Imágenes tomadas de:

Ramón Hoyos, de twimg

Hipólito Pozo, de mundialmedios

Y archivo personal de Jorge Mora Varela.

Gracias a la memoria de mi amigo el General estado Pasivo Federico Mera.