OPERACIONES DE FALSA BANDERA, MADE IN ECUADOR

Las operaciones de “falsa bandera” son maniobras de inteligencia organizadas por los gobiernos o los grupos de poder, para que en determinadas circunstancias, al manipular la opinión pública, puedan aplicar políticas abusivas, excluyentes o violentas, con la aprobación y el beneplácito ciudadano.

OPERACIONES DE FALSA BANDERA, MADE IN ECUADOR

El escritor español Eric Frattini, describe las operaciones de “falsa bandera” como ciertas maniobras que han aplicado y aplican algunos gobiernos con el fin de hacer aparecer como que fueron llevadas a cabo por sus enemigos.

Es una estrategia que permite manipular según los deseos de algunos gobiernos, los acontecimientos para cambiar el destino de la historia. Operaciones que controladas por el poder han manejado a su antojo los acontecimientos, según sus intereses particulares.

A través de la historia se pueden reconocer operaciones de inteligencia organizadas por algunos gobiernos, para obtener objetivos económicas políticas o militares, como la utilización con fines bélicos luego de la explosión accidental del buque de los Estados Unidos de América el “Main”, en la bahía de la Habana en 1898, fue aprovechado por los estadounidenses y cuyo resultado fue que España pierda sus colonias en Cuba, Puerto Rico, Filipinas y la Isla de Guam en el Océano Pacífico en favor de los Estados Unidos.

El objetivo de este tipo de operaciones es para dar cierto aire de legalidad a las políticas que la mayoría de veces atentan contra los intereses de los grupos más débiles, desde el punto de vista económico o político, pero que disponen de bienes o servicios que son de interés de los grupos poderosos.

Joseph Stalin (1879 - 1953), el dirigente soviético que gobernó la URSS desde 1929 hasta  1953, pensaba que la forma más fácil de tener el control de una población era crear actos de terrorismo, entonces la misma población exigiría la imposición de leyes restrictivas, si su seguridad personal se veía amenazada.

El poner el fantasma del miedo y del terror, se lo hace para que los pueblos amen su propia esclavitud, a través de la manipulación de la opinión pública, entonces será posible la aplicación de políticas donde los principales afectados sería la misma población.

Es una realidad que los políticos tienden a manipular a sus ciudadanos, de acuerdo a sus intereses de cualquier orden, entonces las “operaciones de falsa bandera”, sirven como un juego de ajedrez, donde se van eliminando las barreras para poder acceder por vía del consenso o de las elecciones “libres” a logro de sus intereses particulares.

En el Ecuador se han utilizado y se utilizan de forma interesada a los medios de comunicación masivos y no es coincidencia, de propiedad de los grupos de poder, como la radio, la televisión o en el siglo XXI a las redes sociales, para manipular y controlar el sentir y la manera de pensar de los ciudadanos, a través de la construcción interesada de la “opinión pública”, donde hacerlo es una tarea que responde a intereses particulares y que con frecuencia es la más falsa de las opiniones.

 

Me llama la atención la exposición en los medios de comunicación masiva en el Ecuador, de imágenes, videos, opiniones, donde ocultan los logros y por el contrario, se visibilizan y se magnifican y sin una aparente intención, los errores y los horrores” del gobierno anterior y que en su momento implementó políticas de corte socialista, para colocar en el vocabulario común, palabras que van modificando la opinión del ciudadano, que sin mayor fortaleza reflexiva y este va naturalizando conceptos como los de "LA CADENA PERPETUA", "LA MUERTE", o la “PRIVATIZACIÓN”, de áreas, bienes o servicios públicos y que de tanto repetirlo, van asimilándose en subconsciente colectivo, que luego deberán legalizarse y aplicarse de manera pacífica, por la fuerza del mandato ciudadano en las urnas o en las decisiones trascendentes de las autoridades que primero se preocupan de modificar el modelo de pensamiento de las mayorías ciudadanas, para lograr sus objetivos políticos, o económicos, de la mano y con el aval del ingenuo ciudadano típico.

Coincido con quienes sostienen que “las palabras no son inocentes”, por esta razón busco descubrir la intención que se esconde detrás de un texto oral o escrito, siendo fiel a lo aprendido en mis años juveniles y que de cuando en cuando los repito en mis clases:

  • No me importa lo que dices,
  • ni lo que tratas de decir, sino,
  • la intención con la cual lo dices.

 

Jorge Mora Varela.