El voto libre y voluntario
Este domingo 20 de agosto de 2023 es un día feliz para mí, porque luego de más de cuarenta años, mi voto es facultativo.
Y es esa libertad para sufragar es la que me permite el deseo de elegir sin tener que pensar en la obligatoriedad o la necesidad de obtener el “certificado de votación”, como la premisa que esta vez me lleva a las urnas.
Desde el año 1979 he sufragado, cuando al Ecuador volvía la democracia, y desde ese entonces tengo el deseo de votar en libertad y ese ejercicio cansón de ir y volver a las urnas con la premisa del voto obligatorio y el consabido “certificado de votación” que la obligatoriedad del voto te lo exige cada vez que tienes que debes transitar por los tortuosos caminos de la burocracia.
Me encantaría que en el Ecuador el voto sea libre y voluntario y que solo los que desean sufragar lo hagan y si estos representan un alto, bajo o insignificante porcentaje de la votación es lo de menos. Que en política decidan los que quieran hacerlo.
A lo largo de mi vida he participado de al menos diez veces en las mesas de votación y he asumido todas las funciones, de presidente, de secretario de vocal principal, de suplente, y es allí donde se visualiza y se palpa lo pernicioso, inútil y nocivo del voto obligatorio.
Los votantes que acuden por la obligatoriedad a enfrentarse con las “sabanas de candidatos”, resuelven su voto obligado por los rostros más conocidos, personajes de farándula, futbolistas, periodistas deportivos, atletas de las “Ultimas Noticias”, o cualquiera que te encontró en la calle y te regaló una camiseta con el rostro sonriente de un candidato que no te conoce, al que no le importas, pero que te sonríe y pide tu voto o lo hacen al azar.
O lo resuelven con una raya llena de rabia o enojo y encuentra en el voto nulo una desafortunada respuesta a la “obligatoriedad” de votar.
Al menos para mí, la tercera edad me dio la libertad para sufragar, en un país dónde los pseudo analistas, una parte dominante de la clase política o algunos miembros connotados de la prensa en cualquiera de sus manifestaciones defiendan con un convencimiento cuasi dogmático la “obligatoriedad del voto”.
Esos personajes son en parte responsables del florecimiento del más rancio y aberrante “populismo”, con el cual el Ecuador ha vivido desde los albores de la república y que de hecho nos mantiene en un estado de semi-parálisis y dónde la obligatoriedad del voto tiene parte de esta dolorosa realidad de pobreza postergación e ignorancia
En fin, este 20 de agosto del 2023, yo voy a disfrutar de mi NO obligatoriedad como votante, voy a sufragar, voy a hacerlo en libertad y ese placer lo voy a disfrutar, luego de más de cuarenta años de esperar por mi libertad electoral.
Jorge Mora Varela