Ni Transamos, Ni Negociamos... Obedecemos

 Creo que Carlos Ochoa tiene una oportunidad histórica frente al País, ya que su deber es el de actuar con sabiduría, patriotismo y generosidad, debe además, articular el quehacer de la comunicación con la norma regulatoria manifestada en la Constitución y en la Ley Orgánica de Comunicación, para desarrollar buenas prácticas comunicativas, como es la exigencia de la Patria y siempre que la Ley se lo mande.

NI TRANSAMOS, NI NEGOCIAMOS… OBEDECEMOS

 

La Constitución de la República del Ecuador, aprobada por sus mandantes, en su artículo 16 dispone “(…) Todas las personas, en forma individual o colectiva, tienen derecho a: 1. Una comunicación libre, intercultural, incluyente, diversa y participativa, en todos los ámbitos de la interacción social, por cualquier medio y forma, en su propia lengua y con sus propios símbolos(…)”, de igual forma, el artículo 18 de la Carta Magna dice: “(…) Todas las personas, en forma individual o colectiva, tienen derecho a: 1. Buscar, recibir, intercambiar, producir y difundir información veraz, verificada, oportuna, contextualizada, plural, sin censura previa acerca de los hechos, acontecimientos y procesos de interés general, y con responsabilidad ulterior.

La Ley Orgánica de Comunicación recientemente inaugurada consta de 119 artículos y 24 disposiciones transitorias, donde entre otras cosas, dispone crear la “La Superintendencia de la Información y Comunicación”, “organismo técnico de vigilancia, auditoría, intervención y control, con capacidad sancionatoria”. En el artículo 56 de dicha Ley, se describen las atribuciones de la súper Superintendencia: “fiscalizar, supervisar y ordenar el cumplimiento de las disposiciones legales y reglamentarias, atender, investigar y resolver las denuncias o reclamos formulados por las personas naturales o jurídicas, a través de sus representantes, en materia de derechos de la comunicación y aplicar las sanciones establecidas en el marco de la Ley”.

La Asamblea Nacional por resolución del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social posicionó al Licenciado en Ciencias de la Información Carlos Ochoa Hernández como Superintendente, quien en su cuenta de Twitter con fecha 8 de octubre de 2013 publica lo siguiente:

“Agradezco a mi Patria x la oportunidad q me brinda de servirla..siempre pensando q la Ley, es la Ley, ni se transa, ni se negocia, se cumple”

Repaso este mensaje y llega a mi mente el término INQUISICIÓN, institución fundada en el año 1184 y que hace referencia a las entidades dedicadas a la supresión de la herejía en el seno de la Iglesia católica en la era medieval. Como consecuencia de esto hubo persecuciones de quienes pensaban de manera diferente a la visión oficial. El “Santo Oficio”, consciente de su deber histórico de cuidar la verdad oficial, amparados en una doctrina y avalados por el poder político durante siglos buscó “culpables”, “herejes”, que no cumplían con lo expuesto en la norma, trayendo como consecuencia la destrucción del pensamiento de los disidentes, mediante la aplicación estricta de la ley, que no se transa, no se negocia, se cumple, generando un clima de intolerancia en escenarios donde reinaba el temor a la autoridad; el resultado histórico es el atentado al desarrollo libre del ser humano, trayendo división entre los pueblos, generando e institucionalizando conceptos absolutistas y retrógrados de obediencia ciega por parte de mandantes y mandatarios.

Creo que Carlos Ochoa tiene una oportunidad histórica frente al País, ya que su deber es el de actuar con sabiduría, patriotismo y generosidad, debe además, articular el quehacer de la comunicación con la norma regulatoria manifestada en la Constitución y en la Ley Orgánica de Comunicación, para desarrollar buenas prácticas comunicativas, como es la exigencia de la Patria y siempre que la Ley se lo mande.

La tarea esta propuesta y la historia no miente, espero que la autoridad tenga la lucidez y no solo la capacidad de obediencia de aquello que se dispone, para realizar una tarea digna del aplauso del pueblo ecuatoriano, dejando de lado los conceptos absolutistas y retrógrados de los que prefiero no acordarme.

 

Jorge Mora Varela