Las Calaveras de la Catedral
Cada templo católico, sea este romano, ortodoxo o anglicano, guarda uno o más mensajes herméticos. Por cierto, en la actualidad ni los mismos sacerdotes saben lo que hacen, respecto al significado secreto de los ritos y de las formas geométricas que se encuentran en la liturgia y en las construcciones.
Pues bien, la catedral de Tulcán, puesto que fue diseñada por un redentorista europeo a principios del siglo pasado, guarda ciertos misterios imperceptibles a simple vista y que son herencia de los Templarios.
Entrando y a mano izquierda, en la nave correspondiente, se encontraba el altar de San Antonio; allí, hasta 1.932 se enterraron difuntos y restos de personas distinguidas que fueron exhumados del cementerio contiguo, cuando se creó el panteón en la loma de Santiago.
Para no desviar la historia, lo que hoy nos ocupa son las calaveras de la catedral.
Pues bien; terminada la construcción de la cúpula por el 1.956, el Padre Miño contrata al Sr. Antonio Ramírez, artista oriundo de San Antonio de Ibarra, para que se encargue de la decoración total del templo.
El Sr. Ramírez, pintó un cielo estrellado en la bóveda de la cúpula, luego y a manera de discretos adornos colocó ocho Totenkopf (en alemán, literalmente, 'cabeza de muerto' como protectores del lugar; la misma función tienen las gárgolas en los templos góticos. En las pilastras que soportan la cúpula están los cuatro evangelistas.
Muy pocos se han dado cuenta que en la cúpula de la catedral están ocho calaveras. La explicación simbólica secreta se basa en el número 8 que significa equilibrio, que como es arriba es abajo; entonces se expresa el equilibrio entre la vida y la muerte, el cielo y la tierra.
Fuente: Perfil de Facebook “Rafael Arellano del Hierro” @65487USA