ME GUSTABA VELASCO, PERO NO ME GUSTABAN LOS VELASQUISTAS

ME GUSTABA VELASCO, PERO NO ME GUSTABAN LOS VELASQUISTAS

Con frecuencia no bastaba la pulcritud y transparencia del presidente de la república de turno, sobre todo tenía que hacerse responsable de sus “angelitos”, ese ejercito de colaboradores que creen que la función pública es una gran oportunidad para dar rienda suelta a sus ambiciones, apetencias, impulsos incontrolables hacia la apropiación indebida de los recursos, los negociados, las prebendas, las pequeñas, medianas o gigantescas corruptelas.

Me gustan los expresidentes que caminan por la calle y lo hacen de forma libre, tranquilos, pero me encantaría encontrarme con estos personajes que mantuvieron sus manos limpias y sobre todo cuidaron con celo y con firmeza la limpieza y honestidad de sus colaboradores.

No es raro encontrar en el Ecuador a ex primeros mandatarios que no asumen o no quieren asumir su responsabilidad frente a actos de corrupción de sus algunos miembros de sus equipos de trabajo, como si esa no fue parte de su quehacer político.

La corrupción no siempre nace en el primer mandatario, su caldo de cultivo está en las capas inferiores, donde se atraca a la patria y se escudan en la imagen impoluta de sus presidentes.

Me encanta la anécdota de la renuncia del presidente de una aerolínea japonesa, cuando un avión de su compañía se accidentó en los Estados Unidos de América en las últimas décadas del siglo XX. Mis respetos y mi admiración a este personaje que dio una acabada demostración de lo que significa la RESPONSABILIDAD al frente de un equipo de trabajo.

El presidente Guillermo Lasso está a las puertas de asumir la presidencia de la república y en sus declaraciones están plagadas de deseos de ser el primer servidor del pueblo ecuatoriano y lo celebro y espero que así lo haga, porque todos los ojos de los ecuatorianos y del mundo estarán sobre el para registrar con las cámaras de sus celulares sus actuaciones.

Ojalá que el mismo espíritu de trabajo, transparencia y honestidad tengan sus colaboradores, porque si ellos fallan será el gobierno de Guillermo Lasso o el mismo Guillermo Lasso quien estará en el ojo de huracán, para cargar con sus culpas si las tuviere o llevar sobre sus hombros los pecados de los suyos y claro no será culpable, pero si responsable y estará en la obligación de asumir sus consecuencias.

Señor presidente, una reflexión antes de subirse en el difícil potro del poder político en el Ecuador, para pensar y repensar la composición de su equipo y comprometerlos a ese deseo de ser los mejores servidores de la patria, más de 17'540.00 de ojos están pendientes de usted (de ustedes) y cuando se sienten defraudados o engañados, son duros, crueles e implacables y por sobre todo NO olvidan.

 

Jorge Mora Varela.