Las mujeres que me gustan y las que no…
MUJERES
NO me gustan las mujeres que asumen y asimilan las penas, soportan los desengaños amorosos, cargan con las preocupaciones, normalizan los prejuicios y los miedos, NO son dueñas de sus vidas ni de su futuro, porque van por la vida a la sombra de un hombre, ya sea de su padre o su esposo.
Tampoco me gustan las que se desviven por ser una buena esposa modelo de espiritualidad, o aquellas que creen que en el matrimonio se encuentra la felicidad.
Menos las que quieren parecerse a los hombres, o las que buscan a cualquier costo la perfección o a las mujeres que se han vuelto esclavas de la imagen que proyectan, o las que ni siquiera saben quienes son….
Los varones, han asumido un papel cultural particular y diferenciado; la historia muestra sobre todo en la edad antigua y en la edad media, a los hombres pertenecientes a una casta de religiosos, políticos, educadores y predicadores que marcaron el destino de la humanidad y sobre todo del viacrucis histórico de las mujeres.
Ellos construyeron las condiciones y conductas que debían tener las niñas, las jóvenes y las mujeres adultas, expresada en normas de “conducta femenina” para cada momento y situación de la vida, de acuerdo a la edad, a su estado civil y a sus ocupaciones, entonces se construyeron estereotipos de niña, adolescente, novia, casada, viuda y el papel determinante atribuido atribuido por la cultura a la mujer como esposa y madre, sometidas a estructuras patriarcales que les han negado derechos humanos fundamentales.
Por el contrario, me gusta la mujer que lucha por la igualdad de oportunidades y de derechos, que se abre paso en carreras profesionales y trabajos que le exija y que la reten la que está convencida de su plena igualdad con el varón, tanto en el ámbito laboral como en el familiar, la que asume ser cabeza de familia y no le teme a desempeñar cargos de alta responsabilidad personal y profesional.
Aunque es evidente que todavía tiene desafíos que cumplir para lograr el equilibrio en la vida social, laboral y familiar, adoptar una política de educación constante, asumir retos en la política, en el mundo empresarial, en el de los negocios, en el arte, en la cultura, para romper los límites auto impuestos, liberarse de las culpas asignadas por el modelo cultural, para hacer lo que quieren, lo que creen, lo que les gusta, para asumir la opción libre de formar o no una familia como una alternativa de vida, que le lleve a ser solidaria y a la vez crítica con su mismo género.
Asumir una posición firme para alcanzar sus derechos y obligaciones como las de eliminar para siempre las cifras del maltrato, acabar con la brecha salarial, eliminar la discriminación de cualquier tipo o superar su dependencia económica con el hombre, para alcanzar su estatus de persona en toda su dimensión, actora de su propia vida y de su compromiso con la comunidad.
Jorge Mora Varela
Dibujo (Silueta de mujer): https://youtu.be/GyhZU121HE0