Un aplauso a la PUCE y a la SALESIANA, UNA FLOR EN EL CAMPO DE BATALLA

Un aplauso a la PUCE y a la SALESIANA

UNA FLOR EN EL CAMPO DE BATALLA

La inteligente y prestigiosa amiga, la periodista Verónica Miño, a través de las redes sociales me hacía caer en cuenta del rol trascendental que están cumpliendo las universidades como la Pontifica Universidad Católica del Ecuador PUCE, la Universidad SALESIANA y la misma iglesia católica, que en la situación de alteración del orden público en el Ecuador han optado por “extender la mano a los más vulnerables” al establecer ZONAS DE PAZ y estoy de acuerdo, es un trabajo digno de resaltarse y ponderarse.

Esa es una actitud institucional en la que yo creo, la de abrir las puertas, acoger, acompañar, atender, abrigar, proteger a quienes han decidido manifestar su descontento porque se sienten afectados por la situación que los golpea y los afecta.

No solo son estas universidades como instituciones, sino son el grupo de personas que se han alineado con ellas para dar su contingente anónimo, pero fundamental, autoridades, estudiantes, profesores, personal administrativo, personas de la sociedad civil que extienden la mano en el momento más oportuno y lo hacen sin marcar diferencias de credo, de ideología, de grupo socio-económico o de interés de ningún tipo.

¡Bravo!, esa es la manera como se establecen los vínculos más fuertes, una universidad, sus personas, sus escuelas y su entorno al servicio de los más vulnerables, que en estos momentos encuentran gestos de solidaridad que no deben pasar desapercibidos y que deben ser remarcados como el deber ser de las instituciones de educación superior que frente al conflicto social responden como las personas, sus comunidades y el país espera de ellas, con una política de VINCULACIÓN CON LA COMUNIDAD irrenunciable y potente.

Me siento orgulloso de pertenecer a este tipo de instituciones de educación superior que en el momento oportuno hacen lo que deben hacer, dar la mano, apoyar y proteger a sus hermanos más débiles y que hoy los necesitan.  

Gracias Verónica.

 

Jorge Mora Varela