¿Por qué salir a lo desconocido y no quedarse en su propia ciudad?
Por lo general el flujo de personas se da de una ciudad pequeña hacia una grande, porque en esta última es donde se encuentran universidades, en donde hay más oportunidades de trabajo y porque no, donde están los sueños.
Una de las principales diferencias entre el Carchi y Pichincha es el origen de su población, mientras que en el norte se asentó la civilización Pasto, en la capital fueron los Shyris e Incas y desde ahí comienzan las diferencias: acento, palabras que se usan, costumbres, festividades, incluso el clima.
Estas distinciones pueden ser motivo de burla y este es uno de los primeros retos a enfrentar por los foráneos, otro gran desafío es el de estar solo, aprender a hacer las cosas que antes las hacia mamá como: cocinar, lavar la ropa, planchar, limpiar y hasta tener que aprender a desplazarse en una ciudad con mayor movilidad.
Y si a todo esto se suman las preguntas de ¿por qué se está aquí? ¿para qué viniste? La respuesta es ¡para estudiar! y todo lo que implica eso: el estrés académico, cumplir con los horarios, horas y horas de estudio, pruebas, desvelos; para honrar a la familia, que el venir aquí no sea en vano y para alcanzar los sueños.
Pero el tiempo pasa y las personas se van acostumbrando, se cambia el estilo de vida y de cierta forma se acopla, se va sintiendo en casa de nuevo y comienza el periodo de aprender mucho, crecer y perseguir esa meta, esforzarse más y progresar, porque se hace lo que le gusta
Han pasado cinco años desde que la pastusa dejó su ciudad natal. Aunque su mente ahora está centrada en los proyectos a futuro; son vacaciones y durante estas, regresa a su pueblo, con el deseo de reconectarse con la familia, disfrutar de las comidas, recorrer las calles y ver a los amigos del colegio.
De cierta forma el amor por sus orígenes siempre estará ahí, pero al volver se da cuenta de que todos han cambiado mucho y que quizás ya no tienen los mismos temas de conversación que antes tenían, porque cada uno siguió su rumbo y cada uno quiere brillar con luz propia en el camino que eligió. ¡y eso está bien!
Ahora sólo quedan lindos recuerdos de eso que se vivió y de quién se era antes en su ciudad.
Ese pastusa que salió de su pueblo para seguir su sueño soy yo.
Anahi Balarezo Caicedo