El maestro Cusanguá

Amigos los invito a degustar una deliciosa página del realismo mágico carchense.

El maestro Cusanguá

Hablar con Carlos tiene su encanto, él es la versión “History Channel” de mi pueblo, porque en su memoria reposan memorias de casi un siglo de la Ciudad de Tulcán, interpretadas a su manera.

Maestro Cusangua

Solo hay que sentarse y iniciar con él una conversación y luego de un par de palabras por lo general terminan en largas conversaciones, de forma fácil nacen las deliciosas historias y las anécdotas de nuestro pueblo.

El maestro Cusanguá tenía tantos hijos…

Las conversaciones luego del almuerzo eran parte de nuestra vida, como tantas veces lo solemos hacer; de pronto Carlos recordó:

Antes en el Parque la Concordia, frente a la Iglesia Matriz, dónde funcionaba el Banco de Fomento funcionaba el Banco Provincial, junto a la casa que era de los Viteri, del “loco Viteri”, frente a la casa del Mardoqueo León.

En la parte posterior de la casa, junto al Banco tenía la carpintería el “maestro Cusanguá”, un carpintero pobre, que tenía poco trabajo, pero tenía muchísimos hijos.

Cuando se le preguntaba ¿Por qué?, afirmaba que había que darle hasta donde “Dios quiera”.

Tenía tantos hijos y tan seguido que le era difícil recordar sus nombres, así que mejor los identificaba con un número.

Pero vea maestro ese muchacho es el número 13 y con ese número no lo ayuda, a lo mejor le trae malas vibras.

Ese es el número que le tocó y así que se aguanta sentenció su padre.

Lo que no me acuerdo, comentó Carlos es hasta qué número de hijos llegó el carpintero Cusanguá, mientras sorbía un bocado de café negro muy caliente, endulzado con tres cucharaditas de azúcar, como le gustaban a él.

 

FIN

 

Jorge Mora Varela