Para mi muerte, NO me seduce la oferta del paraíso del Dios de los Cristianos.
CUANDO YO MUERA QUISIERA UN PARAÍSO PARA SER FELIZ, NO PARA ESTAR CONTENTO.
Un pensamiento inevitable, y recurrente en tiempos de pandemia es el de la muerte.
Ah… si solo fuera la muerte, pero el mundo cristiano que me ha rodeado toda mi vida me ofertó la idea del paraíso, la fe de mi pueblo y la fe de mi madre me hablaron de alcanzar la salvación eterna como el máximo de la vida.
NO me agrada la idea pasar la eternidad un misterioso lugar al que llamamos cielo, que se sospecha que está arriba, así lo dijo Dante en la Divina Comedia, de color blanco, ubicado entre nubes, con música celestial, rodeado de ángeles, una especie de guardianes halados, como si la eternidad la tuviese que pasar en modo de unas eternas vacaciones monótonas, insípidas, que vaguen entre el tedio y el hastío.