Del realismo mágico ecuatoriano y desde el Mundo de Simón:
Jorge Mora Varela, presenta:
EL MUNDO SECRETO DE LOS ANIMALES
Como cada sábado apenas rayaba el sol sobre la cima de la montaña que me acompañaba en mis amaneceres y como ya había llegado el verano, Simón y yo, salimos presurosos de casa, para correr.
Lo primero y lo más importante era comenzar a hacer nuestro deporte favorito y mientras tomábamos el sendero principal, había que preguntarse ¿para dónde vamos?, nos miramos a los ojos y la verdad, no importaba demasiado, solo había que dejarse llevar.
En este año, el invierno se prolongó tanto que el verano debió expulsar a la temporada invernal a empellones, en una lucha feroz, entre ráfagas de viento por la mañana y violentas tormentas en la tarde, por fin llegó el calor y el tiempo seco, propicio para buscar nuevas aventuras, así que junto a mi amigo decidimos correr por las partes elevadas del monte, junto al rio.
Al llegar a la parte más alta se podía divisar como el caudal del río, había disminuido y el agua a diferencia del invierno donde era turbia y obscura, esa mañana era transparente, cristalina y se podía, divisar las piedras del fondo del cauce.
El rio y los perros
Decidimos bajar hasta la orilla y a medida que descendíamos por el pequeño sendero estrecho e inestable, se podía oír el ladrido de una jauría de perros que se acercaban de manera preocupante, pues el sonido era cada vez mayor y parecía provenir del río y producto de una gran cantidad de canes.

Simón y yo, decidimos escondernos en la maleza, para poder observar sin que nos puedan mirar. De repente por medio del cauce del río aparecieron un tropel de perros amarillos, que saltaban, chapoteaban y corrían entre los causes del agua y las piedras en una especie de competencia de resistencia y de placer.