¿CUÁNDO PODRÍA SER ENCANTADORA LA EDUCACIÓN VIRTUAL?

¿CUÁNDO PODRÍA SER ENCANTADORA LA EDUCACIÓN VIRTUAL?

Hay algunas corrientes de pensamiento que aseguran que el futuro de la educación será virtual y quizá tengan razón.

Tener la posibilidad de acceder a infinitos raudales de información a través del internet, le ofrece al estudiante (persona que estudia y que NO tiene que ver con la edad), la posibilidad de liberarse del aula, del las limitaciones castradoras de los docentes, de los programas micro curriculares, de las mallas de asignaturas, de los pre y co requisitos, de los sistemas de calificaciones, de las leyes y de los reglamentos, que aún funcionan, porque estos les garantizan a las instituciones educativas el monopolio de entregar títulos y es en este requerimiento y exigencia social,  donde encuentran el argumento, uno de sus últimos salvavidas que  de momento los libra de la extinción.

 

La pandemia, ha puesto a prueba la validez y la pertinencia de la educación presencial vs. la educación virtual. Por el contario ha demostrado que la relación institución educativa vs el confinamiento en la vivienda de cada estudiante NO es el ideal esperado.

Me parece que el reto es una institución educativa es desarrollar muchas vías de acceso a la virtualidad, incluida la presencialidad y la posibilidad de irse educando con estudiantes ligados a la vida laboral, a los retos, a los sueños, a los compromisos, a los amigos, a los viajes, a los grupos, a las marchas, a las vigilias, a las aventuras.

El confinamiento producto de la pandemia, es un experimento a medias, me parece que quienes estudiamos soñamos con la posibilidad de atender las clases en tiempo real o en el placer de la atemporalidad, mientras viajamos, mientras observamos las ballenas, mientras participamos de marchas, mientras compartimos los alimentos con las comunidades, con otras personas, con los diferentes, mientras disfrutamos de una fogata en el campo, mientras caminamos por la playa o los senderos de una montaña, mientras estamos en grupos de amigos, en los parques y en las plazas de cualquier ciudad, en las oficinas, en las fábricas, en las visitas a los potenciales clientes, en la misma casa o en la mismísima universidad.

Sueño con una educación libre y liberadora, por esta razón propongo deconstruir los viejos conceptos de horarios, asistencias, bancas ordenadas, lecciones, puntajes mínimos, conocimientos básicos, protocolos, lineamientos y reglamentos que atan y aprisionan.

Para construir nuevos marcos de referencia, para darle a la educación el placer de construirse: como, donde y con quienes quieran los seres humanos, para ser más, para ser mejores, para ser felices, para ser.

 

Jorge Mora Varela