El 19 de abril de 1969 un grupo de cadetes del Colegio Militar Eloy Alfaro, desarrollaban un entrenamiento de defensa y ataque, entonces una granada de mano explotó y el cadete tulcaneño Víctor Oswaldo Guerrero Yépez, quedó estupefacto al mirar que sus manos habían desaparecido, en medio de la polvareda y el fuerte olor a pólvora.
EL “TITINO” Y LA FORTALEZA DEL GUERRERO
Prólogo
En medio de la solemnidad y del motivo de la reunión, me llamó la atención un hombre entrecano, delgado, jovial, que saludaba y conversaba de la manera más natural posible y lo hacía con todos, sin embargo había un detalle que no pasaba desapercibido para mí, no tenía sus manos, no obstante, su conducta era absolutamente normal, que por ello llamó tanto mi atención.