Una tarde entre tablets, ruedas, caballitos de madera, canicas, trompos, tillos, billusos, zumbambicos, cimbras y un trébol de cuatro hojas.
EL NIÑO Y EL ABUELO
- Hola le dijo el hombre viejo al pequeño niño, que estaba sentado en el gran sillón de la sala.
- Hola respondió el pequeño, sin mirar al hombre que lo había saludado.
Ven abuelo, siéntate a mi lado, te enseño mi Tablet.
La voz de los dos se podía escuchar con claridad en toda la casa, grande y vacía.
El abuelo se sentó junto al pequeño niño, sin prisa sacó sus lentes del estuche que llevaba siempre consigo;
- A ver dijo…
El niño le mostraba a su abuelo toda la maravillosa tecnología y el mundo entero en las manos del pequeño, este de manera natural y sin dejar de mirar el dispositivo electrónico le preguntó a su abuelo:
- Cuando eras niño, ¿tú también jugabas con tu “Tablet”?
El abuelo dejó escapar una sonora risotada, mientras le decía al pequeño:
- Ni siquiera se había inventado la televisión.
Entonces el niño le preguntó:
- ¿O sea que tú no jugabas?
- Claro que jugaba, pero el mundo cuando yo era niño, no se parece al tuyo, era de otra manera.
El hombre un tanto perplejo, aseveró:
Yo veo que tú juegas, pero lo haces solo.
El niño tomándose la cabeza con sus manos respondió:
- No abuelo, tengo muchísimos amigos, que están en línea, sabes que cuando quiero jugar con ellos, yo les envío un mensaje y ya.
- El hombre comentó:
Yo en cambio tenía amigos de carne y hueso y para jugar con ellos tenía que irlos a buscar a su casa y para que salgan a jugar yo silbaba durísimo.
El niño miraba con atención a su abuelo, dejó su máquina a un lado y de un solo movimiento se puso a su lado y,
- le preguntó, todavía puedes silbar durísimo; puedes hacerlo, por favor silba un poco.
- Por supuesto, muchacho, pero salgamos al patio.
Los dos salieron al jardín y el abuelo empezó a silbar de manera larga y melodiosa, ante el asombro del pequeño niño.
-Abuelo ¿cuéntame cómo jugabas cuando eras niño?, cuéntame ¿cómo era tu bicicleta?