LAS VERDADES O EL REVISIONISMO HISTÓRICO

A propósito del 12 de octubre de 1.492 y la llegada de Cristóbal Colón a América y que en el siglo XXI ha despertado manifestaciones crecientes de violencia expresada en la destrucción de los monumentos de algunos de los referentes oficiales de la historia.

LAS VERDADES O EL REVISIONISMO HISTÓRICO

Si debiésemos rechazar, derrumbar y destruir todo lo sucedido en el pasado porque no coincide con nuestra manera de pensar, ni con nuestros valores, en el mundo no quedaría piedra sobre piedra.

 

No habría ni debería haber monumentos, ni memoria histórica ni ningún vestigio de nada, porque a la luz de las maneras de pensar en el siglo XXI, nada del pasado podría ser justificado.

Ni ahora, ni en el futuro, ni nunca, porque ese es el peligro de mirar, analizar y/o comparar los hechos de la historia con el esquema de valores de un tiempo sobre los de otro tiempo.

Por supuesto que la historia la escriben los vencedores y ellos construyen sus propios monumentos para sus propios héroes, son los protagonistas en los libros y son los dueños de la historia oficial, así ha sido y así se seguirá haciendo en el futuro.

Entonces ¿cómo y sobre todo para qué conocer la historia?. Existen algunos conocimientos que el poder en todas sus presentaciones se empeña en mantener, porque de eso depende su supervivencia.

La vida de las religiones, los imperios y sus ejércitos, algunos sistemas de gobierno de tinte añejo como las monarquías, las ideologías y con estas algunos de los poderes políticos extravagantes, dependen de si su discurso tiene credibilidad, potencia y capacidad de sometimiento.

Los poderosos defienden sus postulados como la “única verdad”, incontrastable, indudable, irrenunciable, la elevan a la categoría de dogma y con ello garantizan su permanencia que apunta a la eternidad.

A los enemigos los estigmatiza, criminaliza, sataniza y con ello se garantiza su exclusión de su “Panteón Sagrado” porque no calzan con su esquema de valores oficial.

Algunos temerosos del juicio crítico de la historia han criminalizado el “Revisionismo Histórico”, porque sus fundamentos hacen agua por dentro y se saben frágiles.

¿Es necesario el revisionismo histórico?, ¿con qué perspectiva?, ¿con cuáles esquemas de valores?, ¿con qué herramientas?

De a poco la historia con la ayuda de la ciencia, el desarrollo tecnológico y las investigaciones multidisciplinarias van reubicando a una serie de personajes o de hechos que en un principio fueron colocados en la categoría intocables, de dioses o semi dioses y a otros que han sido tachados y rechazados, como un acto de justicia del revisionismo histórico que puede cambiar la percepción hecha sobre algo o alguien, producto de una lectura diferente de la historia.

Puedo afirmar que los libros de historia están llenos de mentiras o de medias verdades, porque están escritos desde el punto de vista de sus autores y modificarlas para transparentarlas es un proceso complejo, difícil, porque con frecuencia tocan las fibras más sensibles de las personas y por supuesto de los pueblos.

El caso Dreyfus.

Un caso emblemático es el del capitán del Ejército Francés de origen judío Alfred Dreyfus, que en el año de 1.894, fue acusado de haber entregado a los alemanes documentos secretos por lo que fue enjuiciado y condenado a prisión perpetua y desterrado. En el año 1.906 fue reconocida su inocencia y su habilitación para reintegrarse al ejército con el rango de comandante.

Hechos y personajes deben pasar por el revisionismo histórico, sobre todo aquellas que están marcadas de “verdades absolutas” como las versiones del holocausto judío y sus seis millones de muertos, los treinta mil desaparecidos de las dictaduras argentinas, Nerón, Lucrecia Borgia, Cristóbal Colón, Robespierre, Stalin, Mao Tze Tung, Simón Bolívar, el Ché Guevara, Karol Wojtyła (Juan Pablo II), Agnes Gonxha Bojaxhiu (Madre Teresa de Calcuta), los Kim Jong de Korea del Norte, entre tantos y tantos personajes de la historia que llevan un estigma para bien o para mal.

Una verdad bíblica.

El Antiguo Testamento Judío Cristiano habla del gran reino del pueblo hebreo y de Israel que habría existido 1.000 años antes de Cristo y una gran capital como Jerusalén, el templo de Salomón, del Rey David. En algún punto los arqueólogos israelitas comenzaron a excavar para encontrar vestigios de este gran pueblo y al llegar al estrato de hace mil años, NO había nada que hable de un gran pueblo poderoso, ni de templos, ni de ninguna gran ciudad. Solo encontraron los vestigios de un pequeño pueblo de nómadas. Para ellos, los arqueólogos israelitas, el gran reino de mil años del Israel no ha existido jamás, aunque así lo diga el antiguo testamento.

Colofón

Con estos ejemplos expreso mis reservas de los efectos del revisionismo histórico, porque al poner en duda los fundamentos de los pueblos y las civilizaciones quizá la conflictividad del mundo sería exacerbada.

Aunque de hecho me disgusta la lectura del mundo construida desde la memoria y desde la pluma de los más poderosos, de los que ganaron las guerras y condenaron a la exclusión y al olvido a quienes por justicia deberían tener la oportunidad de contar sus verdades.

 

Jorge Mora Varela

 

Fuente Fotos