¿QUIÉN DOMINARÁ EL MUNDO EN EL SIGLO XXI?

¿QUIÉN DOMINARÁ EL MUNDO EN EL SIGLO XXI?

Quien pueda reconstruir Ucrania y su efecto multiplicador en todo el mundo.

No solo la infraestructura, edificios, viviendas, carreteras, vías ferroviarias, trenes convencionales y de alta velocidad, industrias, sistemas eléctricos, sistemas hidráulicos, transporte de combustibles, etc.

Además de los efectos colaterales, la investigación y el desarrollo de sistema de defensa para los países, armas convencionales, no convencionales, sistemas de vigilancia electrónica y un sinfín de oportunidades de trabajo productivo alrededor de la construcción de la nueva Ucrania y su efecto multiplicador en todo el mundo.

Una nueva versión del Plan Marshall que permitió la reconstrucción de la Europa Occidental devastada por los efectos de la Segunda Guerra Mundial (1948 y 1952) y la posibilidad para que los Estados Unidos de América evite el colapso de su economía como le sucedió luego de la finalización de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), cuando no pudo evitar la desaceleración de la economía y cayó en la Gran Depresión con la crisis del 29.

El Plan Marshall le otorgó a los Estados Unidos la oportunidad para evitar el declino del pleno empleo y el desarrollo industrial producto de ser el proveedor del mundo en conflicto. La reconstrucción de Europa fue un gran salvador de la economía norteamericana en el siempre difícil período de la postguerra.

Reconstruir a Ucrania podría convertirse para quien desee y pueda hacerlo en el motor que lo impulse hacia el futuro al menos en un período de medio siglo.

¿Rusia?, tendría que vencer la guerra y hacerlo con tal contundencia y tendría que barrer con todos los rastros de odio y rencor que se vienen desatando desde hace casi un siglo por el genocidio contra el pueblo ucraniano y por la serie de celos y recelos que se originaron alrededor del nazismo y que provocaron las alianzas que han salido a flote en este acto de intervención y de ocupación violenta de Rusia a Ucrania.

¿La China?, siempre está a la expectativa, en una actitud que no se compromete ni con sus “amigos” ni confronta con sus “enemigos” a la espera de poder pescar a rio revuelto y llenar con su oferta comercial de productos y servicios de todo tipo a un país devastado, pero que podría servirle como la puerta de entrada a un mercado de un país en ruinas, sino también a los amigos del país agredido.

¿Europa?, sobre todo, la occidental, demasiado dependiente de los hidrocarburos rusos, por lo tanto, maniatada de pies y manos a la suerte de Rusia, quien tendría que vencer de forma categórica a Ucrania, para que los europeos puedan participar del pastel que provocaría la reconstrucción ucraniana.

¿El Reino Unido? limitado por su propia esencia aislacionista, de controversia y de conflicto inclusive consigo mismo, el Brexit es una muestra palmaria de ello, ha perdido el punch que se necesita para tener posibilidades participar en la reconstrucción ucraniana y mejorar su economía como efecto de la reconstrucción.

¿La india, Brasil, México?, sin el peso específico necesario y sin la decisión ni el compromiso político para aliarse en un frente que pueda ofertar la reconstrucción ucraniana.

¿Los Estados Unidos? Es la primera opción, aunque carece del liderazgo y la lucidez política para tomar la determinación de aplicar un nuevo Plan Marshall. Tienen los recursos, la experiencia y el peso para darle a su imperio en decadencia al menos medio siglo de aire que lo mantendría como el hegemón al menos hasta el fin de siglo XXI.

Luego veremos si Rusia puede ser la potencia que ellos creen, aunque la guerra los ha desnudado como un país que raya en la obsolescencia, que debe renovar su industria de guerra, hacerla más eficiente, ágil y menos vulnerable.

La China espera rejuvenecer su población para ser la primera potencia, porque tiene la fortaleza política, los recursos financieros, científicos, tecnológicos y una media poblacional que frisa los 40 años; esto explica el fin de la política del hijo único y la necesidad del crecimiento poblacional joven.

El resto, meros espectadores de la geopolítica y de la historia.

 

Jorge Mora Varela.

 

Imagen Soldado