Hubo un tiempo en que los clérigos escribían literatura erótica mejor que nadie

La herencia hispana de la que nadie habla, pero de la que todos conocemos.

La forma en que el mundo Latino y el hispanoamericano entendemos el amor de pareja.

 

Hubo un tiempo en que los clérigos escribían literatura erótica mejor que nadie

Video publicado en YouTube, en: Canal de Jorge Mora Varela

 

Jorge perder el tiempo

Dice el profesor universitario español Jesús G Maestro: “En la época de Oro española los clérigos fueron los mejores escritores de pornografía; lo hacían mejor que nadie”

Se conoce por el Siglo de Oro al apogeo de la cultura española, desde 1492 hasta 1681.

Y es que el mestizaje hispano en América, no solo fue conquista, caballos, arcabuces, sed de oro y plata, armaduras y aventuras, la Hispania encarnada en sus hombres trajeron al nuevo continente, ideas, mapas mentales, cosmovisiones, modos y maneras culturales, claro la religión católica y unas maneras sugestivas de entender el amor de la mano de una parte singular del clero y con ellos el erotismo a un continente dónde abundaba la belleza femenina sobre todo en el caribe y a los dos lados del estrecho de Panamá, las de las tierras de centro américa, en lo que sería Colombia, Venezuela y el Brasil.

De tantos y tantos clérigos del medioevo que pensaron y escribieron del amor y del erotismo, para la España naciente en la península ibérica y la américa hispana, podemos rescatar por ejemplo al Arcipreste de Hita, el municipio español de la provincia de Guadalajara, en la comunidad de Castilla-La Mancha al noreste de Madrid, Juan Ruiz, nacido en Alcalá de Henares,​​ (1283 - 1350) él es el autor de "El Libro del Buen Amor", escrito en prosa y verso que relata las aventuras amorosas de un clérigo llamado Don Juan, (me parece que en él esconde su autobiografía en este libro), dónde evoca las dulzuras de las mujeres:

“heladas por fuera, pero,

en amor, ardientes;

en la cama solaz,

placenteras, rientes,

en la casa, hacendosas, cuerdas y complacientes”.

O el prolífico y maravilloso español Lope de Vega (1562 – 1635) y que, a los 51 años en 1613, se unió al sacerdocio, en su juventud y su madurez tuvo una infinidad de relaciones amorosas intensas y tormentosas con once mujeres y dos esposas, amén de un sinnúmero de amores furtivos y pasajeros, en una muestra de su literatura erótica, en el soneto LXIV de sus “Rimas”:

Lope, compara las piernas de mujer, enfundadas en medias y adornadas de ligas de una dama con las columnas de un templo que desearía derribar.

¡Oh, fuera yo Sansón, que os derribara,

porque cayendo vuestro templo,

diera vida a mi muerte y muerte a mis deseos!

En una ocasión tuvo amoríos con una mujer de belleza extraordinaria, pero era una mujer inculta, una analfabeta incapaz incluso de firmar, pero para Lope de Vega solo tenía alabanzas referidas a sus ojos azules, sus cabellos, sus manos blancas, su cuerpo.

"Belleza singular, ingenio raro,

fuera del natural curso del cielo,

Etna de amor, que de tu mismo hielo

despides llamas, entre mármol Paro.

Sol de hermosura,

alma dichosa en cristalino velo,

norte del mar, admiración del suelo,

émula al sol, como a la luna el faro,…

El predicador español Padre Fray Melchor de la Serna, que nace en Valladolid España, vive alrededor de 1600, no se sabe sus fechas de nacimiento y muerte, escribió entre otras obras “El Jardín de Venus”, un conjunto de sonetos que conforma el “arte de amor”, o en su libro “Cómo han de ser amadas las mujeres”, sus novelas breves “El sueño de la viuda”, “las majaderas”, ”La mujer del Gil”, títulos sugerentes donde se narran con descaro asuntos eróticos.

En una muestra de su poesía erótico-burlesca de Fray Melchor dice:

Hallóse allá en la guerra de Granada,

Toribio de Quintana, el desposado;

tornó ayer de mañana desgarrado,

sin capa, sin sombrero y sin espada.

 

Trae la pierna derecha quebrantada,

la izquierda rota, el cuero acribillado,

y de una cuchillada derribado,

un hombro y la nariz casi cortada.

 

Fue en casa de su suegra y acostóse,

acostado, la esposa sospechaba,

que estaba ya su miembro sin remedio.

 

Y como vio que, si se levantaba,

tan sano y sin herida; sonrióse y dijo:

“Bien está del mal, el del medio”.

El Fray español Francisco Delgado, que latinizó su nombre a Delicado (1475 - 1535), fue un clérigo, médico, editor y escritor español de la época del Renacimiento, autor de “La Lozana andaluza”, una novela en forma de diálogo publicada en Venecia en 1528, luego de haber escapado de Roma un año antes debido al sentimiento antiespañol provocado por el saqueo de esa ciudad eterna por las tropas del Emperador Carlos V.

Publicada de forma anónima, la novela describe la vida de los bajos fondos de Roma durante el primer tercio del siglo XVI, entre la comunidad de judíos españoles que se trasladaron progresivamente a Roma tras la instauración del Santo Oficio en España en 1481.

La lozana andaluza llega a Roma para fijar su residencia, allí conoce a Rampín y lo toma como criado y amante, dónde la atractiva joven, valiéndose de sus encantos en el juego del amor, consigue una fortuna.

En la Roma del siglo XVI, Rampín, un hombre pícaro simpático y desvergonzado, explota sus artes de engaño. Vive con su tía, la Napolitana, alcahueta dedicada a los mismos oficios que su sobrino. Con la llegada de una bella andaluza, Lozana, les entra en casa la fortuna al hacer de ella la más linda cortesana de Roma.

Lozana y Rampín llegan a un acuerdo: él estará a su servicio, llevándole a casa los amantes, y ella le tendrá como un rey y le dará lo mejor, lo que nunca tendrán los demás. Pero un buen día, Don Sancho, un apuesto español, se enamora de ella.

Lozana que tiene un particular garbo y donaire vive sus experiencia amatorias en los barrios prostibularios de Roma. Utiliza un lenguaje lleno de italianismos léxicos y sintácticos de toda clase.

La obra descubre todas las trampas, truhanerías y obscenidades de la prostitución en la Roma anterior al saqueo. Tiene una carga de sabiduría popular, folclore y refranero tradicionales, con vitalidad y realismo en un lenguaje crudo y natural, dónde se desnudan las costumbres y el espíritu del Renacimiento en su medio populachero.

Con frecuencia a la Edad Media se la piensa como bronca e inculta, los libros y los films nos han hecho pensar en pueblos enfrascados en guerras e invasiones eternas, con pequeñas ciudades sucias, miserables e ignorantes, pero también hubo espacio para el esplendor románico, aparecen las lenguas romances con rima y sintaxis aptas para el amor y el cortejo, es la lengua de Santo Tomás de Aquino.

Durante la Edad Media de la cristiandad, así era como se llamaba a lo conocemos como Europa, era frecuente encontrarse con clérigos vagabundos, los giróvagos y sarabaítas que se pasan la vida libertina y desenfrenada en medio de viaje por diversos países, hospedándose tres o cuatro días en cada monasterio. Sin autoridad superior que los regule, obedientes a su propia voluntad, entregados a los placeres de la gula y siendo grandes bebedores de vino.

Sus contradictores aseguran que eran gente que se dedicaba a "hacer milagros y vender reliquias falsas”, eran la figura del clérigo vagabundo y ocioso.

Tenían afición por la literatura, escribieron poesía satírica, donde expresaban su descontento, criticaban a la Iglesia, a la sociedad establecida y al poder, además, escribían obras dónde elogiaban el vino, la taberna, el juego, las mujeres y el amor.

De ellos se deriva ”La Tuna”, estas agrupaciones o hermandades de estudiantes universitarios o miembros de una sociedad que, portando la vestimenta que represente su congregación o su cultura de origen, se caracterizan por cantar, tocar y viajar por el mundo para interpretar temas musicales con el uso de instrumentos de cuerda y percusión.

​Los “tunantes” tras dilapidar sus mesadas, llevaban una vida viajera, vagabunda, tocando y cantando, sobrevivían de la “sopa boba”, que era la comida que se daba a los pobres en los conventos, que se componía de pan y caldo, distribuida de forma gratuita en los albergues conventuales.

Se cree que la Tuna surgió en Salamanca España, se extendió a diversas partes de la hispanidad como Portugal y Holanda y luego llegó a América en países como México, Guatemala, Colombia, Ecuador, Perú, Puerto Rico, Chile o Argentina, etcétera, etcétera.

Estos grupos de jóvenes, entre mujeres y hombres, acostumbran salir de noche a divertirse en bares de la ciudad, sin miedo a ninguna traba moral.

Los goliardos fueron los primeros contemporáneos, precursores de Giovanni Boccaccio (1313-1375) fue un poeta, escritor y erudito italiano, con su obra el Decamerón, donde diez personajes cuentan 100 relatos de la vida cotidiana prohibido en 1559 porque atentaba contra las buenas costumbres, de Donatien Alphonse François de Sade, el Marqués de Sade, un escritor, ensayista, filósofo, libertino, activista político y noble francés conocido por sus novelas libertinas y su encarcelamiento por delitos sexuales, blasfemia y pornografía., entre otros.

De los goliardos tenemos:

Ven, ven, oh ven

¡Ven, ven, oh, ven

¡No hagas que me muera!

Hermoso es tu rostro

Tus penetrantes ojos,

Las trenzas de tus cabellos

¡Ah, toda tú, bella!

Más sonrojada que la rosa,

Más blanca que el lirio,

Más hermosa que todas.

¡Siempre en ti me gloria!

El último de estos clérigos vagabundos y ociosos (giróvagos y sarabaítas), murió en el siglo XIII, se dice estuvo enamorado de forma platónica de la mujer de un vizconde, pero era tal la delicadeza de sus sentimientos que se le considera uno de los mejores representantes de los goliardos. Al final de su vida escribía solo himnos marianos, en los que se confundía el objeto de amor terrenal y el celestial.

“Hasta hace muy poco cantaba al amor, pero, en realidad, no sabía qué era, tomaba la locura y la vanidad como sentimientos, pero ahora el amor auténtico me ha liberado para que ofrezca mi corazón a la dama que nunca podré amar ni adorar como se merece…

No estoy celoso de nadie que desee su corazón y rezo por todos sus adoradores para que el ruego de cada uno de ellos sea escuchado.”

Hasta el siglo XXI, todavía hay creativos de la erótica en el clero hispanoamericano, por ejemplo: el controversial eclesiástico, teólogo, biblista, profesor y escritor católico argentino, Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el cardenal Víctor Manuel Fernández, escribió su libro “Teología espiritual encarnada” que fue mostrado en un capítulo de la telenovela argentina “Esperanza mía”, donde narra el amor entre un sacerdote y una monja.

Frente a la andanada de críticas de la población católica, el arzobispo tomó la aparición de su libro con sentido del humor, en contraposición a las críticas por parte de algunos sectores católicos que se manifestaron en contra de dicha emisión televisiva.

Dentro de la controversia escribió un par de opúsculos eróticos: “Sáname con tu boca”. “El arte de besar” en 1995, “La pasión mística”, “Espiritualidad y sensualidad”, en 1998 cuando ya llevaba doce años ordenado sacerdote.

“En la pasión mística” dice:

”Dios llega a tocar el centro anímico-corpóreo del placer”;

“El placer del orgasmo se convierte en un anticipo de la maravillosa fiesta del amor que es el cielo”.

Mhhhh…

Desde mi particular punto de vista, para el siglo XXI con toda su complejidad, el argentino, “se pasó de rosca”, “se pasó de frenada”.

El erotismo del siglo de oro español, está bien, es parte de nuestra historia, de nuestra cultura, de nuestra idiosincrasia, lo demás, lo demás, está demás.

 

Fin.