Alternativas para la democracia
LA MERITOCRACIA O EL MARKETING POLÍTICO QUE LLEVA AL PODER A CUALQUIERA
Los hechos políticos del siglo XXI a nivel mundial ponen en entredicho el valor de la democracia cargada de derechos y no de obligaciones, como el modelo de gobierno adecuado para los pueblos.
Los pensadores chinos, Confucio, nacido en el año 551 antes de Cristo que proponía la idea de predicar con el ejemplo y Han Fei nacido en el 280 antes de Cristo, proponía un sistema de gobierno que pusiera el acento sobre el bienestar social del Estado por encima de los derechos individuales, con leyes estrictas que castigasen conductas indeseables. son dos pensadores que propusieron un sistema próximo a la meritocracia, basado en la habilidad, el gobierno de los mejores basado en el mérito y la China del siglo XXI aplica el modelo de los dos pensadores antiguos.
Las jerarquías en el gobierno son conquistadas por el mérito y el predominio de criterios asociados a la valoración de la capacidad individual frente a los demás y por tanto del espíritu competitivo.
El modelo ideal meritocrático de organización social promovería a los individuos considerados los mejores en los diferentes cuerpos sociales: políticos y económicos, educativos, instituciones civiles, militares, laborales, administraciones, estado, etc.
La meritocracia o gobierno de los considerados mejores que accederían a los altos puestos de gobierno del Estado, tanto políticos como burocráticos y económicos por procesos meritocráticos, NO democráticos. Esto supuso un cambio revolucionario porque acabó con los sistemas aristocráticos de la nobleza, las élites militares y la casta sacerdotal, terminando con los privilegios que se heredaban de generación en generación.
La meritocracia de Confucio y Han Fei en la China proponía reconocer la valía de personas, también fue pensada desde Platón (siglo IV antes de Cristo) en su república ideal, el Gengis Kan (1162-1227) en la Mongolia, Napoleón Bonaparte en la Francia del siglo XVIII gobernaron con algunos elementos de la meritocracia.
La meritocracia es, en esencia, un sistema de gobierno basado en la habilidad, dónde el mérito significa “inteligencia” y “esfuerzo”, en consecuencia, la palabra meritocracia describe sociedades, competitivas, con diferencias de ingresos y privilegios, en contraste con las sociedades igualitarias.
Los gobiernos de corte meritocrático enfatizan el talento, la educación formal y la competencia, en lugar de las diferencias de clase social, etnia o sexo.
El aporte de la China a la cultura universal ha sido la invención del funcionariado meritocrático, mientras en Europa, la de los gobiernos de los estados monárquicos se basaban en las relaciones familiares de un círculo cerrado de parientes con el soberano, los chinos establecieron una burocracia abierta y secular, seleccionada con criterios de talento, mérito y erudición.
La China del siglo XXI de Xi Jinping ha vuelto con fuerza al pensamiento de Confucio y al de Han Fei, a la que la burocracia ha estado asociada. Al presidente chino, su carrera política le tomó 30 años; empezó como administrador de aldea y en el 2021 dirige a la gigante asiático rumbo a ser la primera potencia mundial y dónde los conceptos como la democracia parecen no tener espacio.
Que contraste con las democracias como la ecuatoriana, dónde guardamos con celo y sin sombra de duda, los procesos democráticos que les garantizan a los genios del marketing político llevar a las instituciones gubernamentales a personajes que “viven de espalda a la meritocracia” y lucen orgullosos los estandartes de la “ignorancia, la falta de preparación” o de la carencia de criterios éticos en el manejo de la cosa pública.
Solo hace falta mirar el quehacer político de estos personajes y llenarse de vergüenza hasta que tomemos la decisión de terminar con este sistema “democrático devaluado” lleno de derechos y NO de obligaciones y pensemos en otras formas de gobierno, dónde la meritocracia podría ser una alternativa entre tantas opciones que permitirían mejorar al esperpento de democracia que nos ata y nos paraliza como país.
Jorge Mora Varela
Imágenes: Meritocracia, Marketing político