LA MIEDOSA MUJER, LA DE LA MANO DURA

LA MIEDOSA MUJER, LA DE LA MANO DURA

Una tarde de estas, caminaba cuesta arriba con dirección a mi departamento e iba sumido en mis pensamientos, de repente en la esquina cerca de llegar a mi destino la vi a esa mujer y quedé paralizado…

El tiempo de matrículas era una tortura, porque teníamos que enfrentarnos a la oficina de admisiones, dónde el tribunal inquisidor a cargo, intentaba exprimirnos a los padres de familia de manera que de nuestros bolsillos saliera el máximo de nuestras posibilidades económicas.

Dentro de los trámites debíamos llevar los justificativos de nuestros ingresos y propiedades, para tasarnos el valor de la matrícula y pensiones que podrían imponernos para extender la matrícula a nuestros hijos.

Por lo general la sala de espera estaba llena de personas silenciosas, acongojadas y taciturnas a la espera del llamado de la encargada de fijar el monto a pagar por la educación de nuestros hijos.

Cuando sonaba el nombre de los nuestros, nos llegaba una sensación de un corrientazo eléctrico nos sacudía nuestra espalda, entonces nos poníamos de pies con la carpeta de justificativos entrabamos a la oficina.

Jorge bruja

¿Por qué salir a lo desconocido y no quedarse en su propia ciudad?

¿Por qué salir a lo desconocido y no quedarse en su propia ciudad?

Anahi BalarezoPor lo general el flujo de personas se da de una ciudad pequeña hacia una grande, porque en esta última es donde se encuentran universidades, en donde hay más oportunidades de trabajo y porque no, donde están los sueños.

Una de las principales diferencias entre el Carchi y Pichincha es el origen de su población, mientras que en el norte se asentó la civilización Pasto, en la capital fueron los Shyris e Incas y desde ahí comienzan las diferencias: acento, palabras que se usan, costumbres, festividades, incluso el clima.

Estas distinciones pueden ser motivo de burla y este es uno de los primeros retos a enfrentar por los foráneos, otro gran desafío es el de estar solo, aprender a hacer las cosas que antes las hacia mamá como: cocinar, lavar la ropa, planchar, limpiar y hasta tener que aprender a desplazarse en una ciudad con mayor movilidad.

Y si a todo esto se suman las preguntas de ¿por qué se está aquí? ¿para qué viniste?  La respuesta es ¡para estudiar! y todo lo que implica eso: el estrés académico, cumplir con los horarios, horas y horas de estudio, pruebas, desvelos; para honrar a la familia, que el venir aquí no sea en vano y para alcanzar los sueños.

El maestro Cusanguá

El maestro Cusanguá

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El maestro Cusanguá

Hablar con Carlos tiene su encanto, él es la versión “History Channel” de mi pueblo, porque en su memoria reposan memorias de casi un siglo de la Ciudad de Tulcán, interpretadas a su manera.

Maestro Cusangua

Solo hay que sentarse y iniciar con él una conversación y luego de un par de palabras por lo general terminan en largas conversaciones, de forma fácil nacen las deliciosas historias y las anécdotas de nuestro pueblo.

El maestro Cusanguá tenía tantos hijos…

Las conversaciones luego del almuerzo eran parte de nuestra vida, como tantas veces lo solemos hacer; de pronto Carlos recordó:

Una segunda oportunidad

Amigos los invito a leer una página inspiradora del mundo del deporte

Una segunda oportunidad

Allí estaba la línea de meta y la cinta de ganador estaba intacta y a su alcance, entonces cerró los ojos, mientras se le escapaban un par de lágrimas, apretó los puños y aceleró el paso.

Él era la esperanza de su pueblo, todos tenían la mirada puesta en él, su talento para el deporte se había despertado desde niño, en la escuela, en el colegio y la universidad, campeón de largo aliento, en todas las competencias.

Y por su carácter era popular, simpático, conversador y capaz de cautivar con su sonrisa, era un ganador nato.

corredor

Y por su rendimiento y resultados tenía un cupo para las olimpiadas y por sus tiempos entraba en el grupo de los favoritos para el podio.

El deporte de fondo lo había llevado a conocer y competir en una gran cantidad de países y se había enfrentado a todo tipo de competidores, de manera que al competir en las olimpíadas cerraría con broche de oro su brillante carrera deportiva.

Aléjese de aquí…

Amigos los invito a disfrutar de una página del realismo mágico ecuatoriano y del Mundo de Simón.

 

Aléjese de aquí…

Aquella noche, tenía una sensación extraña, de angustia contenida, sabía que no era una pesadilla, pero la presencia de algo o alguien a las 12 de la noche y un par de minutos más, me había despertado, como si hubiese sido Simón, pero mi compañero canino ya no estaba, yo estaba despierto, sentado sobre mi cama, bañado en sudor y en el ambiente se sentía un aire pesado, inquietante.

Moví la cabeza de un lado a otro para tratar de espantar algo que pudo haber sido parte de una pesadilla, pero en ese momento se encendió la luz del patio que se activa con el sensor de movimientos.

Entonces ante la sospecha que alguien estaba al interior de mi casa me puso en alerta, mi piel erizada. mostraba mi estado de miedo y temor por la supuesta presencia de alguien extraño en casa.

Con sigilo y discreción busqué el “palo” con que a veces acompañaba mis caminatas salí al patio de la casa que estaba iluminado sin un motivo conocido, inquietante y atemorizador, mientras buscaba al supuesto intruso, de forma sorpresiva e inesperada, de manera que me dio un sacudón en mi corazón, se activó el seguro de la puerta peatonal de la casa, entonces un viento inusual y dirigido soplaba de manera que la puerta se abrió de golpe.

No sabía si regresar a la casa y esconderme debajo de la cama o seguir la dirección del viento; elegí de una forma atípica, lo habitual hubiese sido ir  a buen recaudo, pero esta vez me armé de valor o de curiosidad “mal sana” y así lo hice, salí a la calle, el viento tenía una dirección determinada, daba vuelta a la derecha de la puerta, luego a la izquierda y luego a la derecha hasta terminar en el redondel que limitaba al borde de la quebrada profunda, que marcaba el límite de la urbanización donde yo vivo.

No obstante, la obscuridad de la noche se podía mirar como en el borde que da al precipicio estaba parado un hombre, con su frente hacia la quebrada y parecía que se iba a lanzar hacia lo profundo del cañón.

Apenas lo pude distinguir y al intuir lo que me parecía iba a hacer le grité ¡Deténgase!

suicida

El hombre volteó su cabeza y respondió: Aléjese de aquí…