LA NAVIDAD CON MIS NIÑOS QUEDÓ EN EL PASADO Y AHORA SE REINVENTÓ FANTÁSTICA.
Porque el tiempo pasa y aunque cada diciembre de cada año, vuelven los pesebres, los villancicos, las novenas, los bombillos de colores y “hagamos” las mismas cosas, los niños crecieron, evolucionaron, se volvieron adultos y aprendieron a volar, sus alas las tienen en su cuerpo y en su mente.
Y es un placer hablar con ellos, mis muchachos, esos chicos adultos que en los tiempos de navidad todavía los veo como niños a los cuales es placentero escuchar la manera como estructuran sus ideas producto de lo que son y lo que recogieron en su recorrido por sus vidas y que dejan intuir hacia dónde apuntan sus miras a lo lejos, en un mundo que insiste en dar la vuelta año a año, pero que no puede impedir que crezcan y construyan su vida lejos de casa y lejos de la mirada de mamá.