¿Debo ir a buscarlo?

¿Debo ir a buscarlo?

Debo Ir

¿Por qué si solo es un hombre?

Desde hace algunas semanas, el recuerdo de un viejo y querido amigo se hizo presente y lo hizo de forma obsesiva en mi mente y en mis sueños, pero no alcanzaba a entender la recurrencia de la imagen de él, era inquietante, incómodo, podría definirlo como perturbador.

Pero no podía comprender ¿Por qué?

De él, no había sabido desde hace tantos años, desde la vida en el pueblo, solo recordaba que las tardes de verano era parte de los partidos de futbol o de las bromas y de las risas alrededor de la convivencia del barrio y no recuerdo cuando fue la última vez que hable con él. Yo solo seguí por los derroteros imprevisibles en mi camino de vida y mi amigo como tantas personas salieron de mi contacto frecuente.

Así es la vida.

Sin embargo, desde hace algunos días su imagen la tengo presente, de forma recurrente, aunque difusa, inquietante, aunque nunca he sabido nada de él, ni de su historia.

Hasta esta tarde cuando en el ejercicio de la posmodernidad, abrí la las páginas digitales de los medios informativos cercanos a mi pueblo y a mi historia, entonces leí una noticia que me impactó de manera brutal, de tal manera que apenas unas horas más tarde atiné a reaccionar.

PERO TENGA LA CUCHARITA

Del baúl de los recuerdos del Realismo Mágico Carchense, los invito a disfrutar de:

 

PERO TENGA LA CUCHARITA

 

Una historia con cuyes, hornado y papas.

Mi padre fue uno de los invitados a la celebración que organizaron unos amigos cercanos con motivo del grado académico de uno de los chicos amigo de la casa. En la ceremonia hubo un brindis con un espumante importado y luego brindaron unos bocaditos mientras las personas charlaban de pie.

En el espacio de unos cuantos minutos, mi padre perdió su alegría y permaneció en un mutis incómodo por el tiempo de celebración. Luego de un par de horas se cerró el evento y entonces nos despedimos y cada uno se metió en su vehículo y desaparecimos en medio de un laser de luces de la gran ciudad.

Mi padre exclamó como una forma de alivio: que bueno que se acabó esta vaina, ¡las de mi pueblo eran celebraciones!

 cuy

Pase compadre, siga por favor, pase, primero tómese unita y siéntase en su casa.

Entonces entre la música bailable que salía de la radiola empotrada en el mueble de madera matizada entre unita y otrita del licor de la tierra, se disfrutaba del baile alegre de los hombres y las mujeres, mientras los abuelos y los niños dormitaban sobre las sillas, llegaba la hora de comer.

PURO JANCHE

Desde el baúl de los recuerdos en el maravilloso realismo mágico carchense los invito a leer:

PURO JANCHE

“Puro janche” te han dado en el costal de carbón, gritaba mi abuela.

Ándate al mercado y dile al que te vendió que te lo cambie por otro.

Es que desde que la abuela me mandaba al mercado a comprar el carbón, me lo temía.

carbón 01

Me daba el 1.40, entonces me iba para arriba en el pueblo, llegaba al mercado y en una especie “de tin marín de do pingüé” y dónde el azar lo indicaba compraba el costal de carbón, le pagaba el 1.20 sucres a la vendedora del mercado, luego contrataba al señor que lo cargaba y lo llevaba a casa por 20 centavos y cruzaba los dedos, para que a la abuela quedase tranquila.

Nos enamoramos de la profesora de la escuela "11 de abril"

NOS ENAMORAMOS DE LA PROFESORA DE LA ESCUELA “11 DE ABRIL”

En Tulcán, conocí la noticia de que la Escuela “11 de Abril”, donde compartí seis años de mi vida estaba abandonada y que los alumnos se fusionaron con la Escuela Cristóbal Colón.

LaProfeEscuelaEn esa escuela hay muchos recuerdos y unos que perduran son los de mi profesora que muchos alumnos de ese centro educativo se van a identificar.

Este es un relato que guarda memoria y nostalgia.

Su verdadero nombre está oculto en mi corazón.

La profesora Rosita María abrió la puerta del aula escolar; los niños guardamos un silencio sepulcral.

Recorrió el camino hasta su escritorio mientras sus tacones sonaban, tac, tac, tac. Separó su caja de maquillaje y ocultó su cartera café en el cajón de su escritorio.

Todos, con la boca abierta, la miramos detenidamente. Tomó su lápiz labial, pintó su boca despacio, resaltando sus formas, y luego nos tomó lista con su pintalabios, apuntándonos como si fuera una metralleta. Nos enamoró a treinta niños de seis años.

Fue a primera vista; todos encantados con su voz, su mirada, su piel, el cabello, y su dulzura.

El páramo

 El páramo

 

LagunasVerdes

El viento, caminante sereno, dibuja la ruta que baja desde la montaña, el frio trenzado de su aliento corta cada molécula de calor, los dos marcan su territorio en las faldas del cerro, los dos se mueven cual danza divina entre los altos y milenarios “frailes”. ¡Sí!, esos monjes sigilosos guardianes de las alturas, del lugar en donde se está cerca de Dios.

¡Sí!, no hay más, tuvo que ser él quien los engendró en esta tierra agudamente oscura, olor de azufre, fuego en sus entrañas, hielo en su envoltura.