¿Debo ir a buscarlo?
¿Por qué si solo es un hombre?
Desde hace algunas semanas, el recuerdo de un viejo y querido amigo se hizo presente y lo hizo de forma obsesiva en mi mente y en mis sueños, pero no alcanzaba a entender la recurrencia de la imagen de él, era inquietante, incómodo, podría definirlo como perturbador.
Pero no podía comprender ¿Por qué?
De él, no había sabido desde hace tantos años, desde la vida en el pueblo, solo recordaba que las tardes de verano era parte de los partidos de futbol o de las bromas y de las risas alrededor de la convivencia del barrio y no recuerdo cuando fue la última vez que hable con él. Yo solo seguí por los derroteros imprevisibles en mi camino de vida y mi amigo como tantas personas salieron de mi contacto frecuente.
Así es la vida.
Sin embargo, desde hace algunos días su imagen la tengo presente, de forma recurrente, aunque difusa, inquietante, aunque nunca he sabido nada de él, ni de su historia.
Hasta esta tarde cuando en el ejercicio de la posmodernidad, abrí la las páginas digitales de los medios informativos cercanos a mi pueblo y a mi historia, entonces leí una noticia que me impactó de manera brutal, de tal manera que apenas unas horas más tarde atiné a reaccionar.