TRUMP O BIDEN

Un análisis del momento político de los Estados Unidos de Norteamérica y una mirada crítica a su historia vista desde el sur.

¿TRUMP O BIDEN?

A LA CABEZA DE LA PRIMERA POTENCIA MUNDIAL

Los 330’000.000 de norteamericanos eligen éste 03 de noviembre del 2.020 a los 538 miembros del Colegio Electoral que elegirán al presidente de los Estados Unidos para el período 2021-2025 y deberán hacerlo entre dos septuagenarios Donald Trump y Joe Biden.

Un océano de información ha descrito esta peculiar contienda político-electoral de los estadounidenses, marcada por los efectos en la economía y el empleo, más que por el número de contagios y de muertes producto del Covid-19.

Habría que pensar desde la mentalidad de ellos para entender el comportamiento político de los electores de la primera potencia mundial.

Debemos recordar la historia determinante de este pueblo inicia con la llegada hasta un punto de la costa este de América del norte de un grupo de peregrinos que huyeron de las guerras de religión en el 1.620 desde Inglaterra, a bordo del Mayflower, ellos y la migración de la Europa protestante se impuso y construyó el país a su manera, diferente al modelo propuesto por la conquista española.

Es evidente que la llegada de estos personajes en el período de conquista norteamericana dejaron afuera a los pueblos originarios, a quienes eliminó y los llevó casi a la extinción, dejando a los sobrevivientes en reservas y negaron espacio al mestizaje como sucedió en la conquista española, además utilizaron la fuerza laboral de los negros africanos con la esclavitud para construir lo que en un espacio corto de tiempo lo llevaría a ser la primera potencia mundial.

La impronta protestante de los inmigrantes marcó la manera de entender la vida, de extenderse por el territorio hasta llegar a la costa pacífica, de crecer, de desarrollarse, una historia marcada por actos de valor, de voluntad, de pasión. Aunque no exenta de violencia, de atropellos, de imposiciones abusivas, de muertes, de apertura y privilegios para ciertos grupos, de exclusión injustificada y genocida para otros.

Un pueblo joven, que nació de la migración europea protestante, que congrega una multiplicidad de culturas de todo el mundo y que excluyó a otras tantas, sobre todo las de la América Hispana, que marcó su independencia en el 1.776, veinte y tres (23) años antes que la misma revolución francesa en el 1.789.

Los Estados Unidos de Norteamérica llevaron el liderazgo del mundo en el siglo XX con todas sus consecuencias y que en el siglo XXI y en el corto plazo siente la amenaza de la China, al mediano plazo la presencia silenciosa y creciente de los hispano hablantes y de las que aún son minorías étnicas.

En un punto crucial de su historia, el 03 de noviembre del 2.020 se juega su futuro entre dos personas de avanzada edad, dos septuagenarios, los dos con asuntos que aclarar y justificar frente a la ciudadanía y frente a la justicia.

Entre Donald Trump, un hombre que busca la reelección precedido por resultados positivos antes de la pandemia del 2.020, en materia de crecimiento económico y empleo, pero acciones polémicas y controversiales en su accionar político en todo el mundo, con cuentas injustificadas y con la obligación de transparentar y cumplir y Joe Biden, un personaje recurrente por medio siglo en la política de su país, un actor de segundo plano que al final de su carrera quiere el rol protagónico de presidente de la república, también con claro-obscuros en su trayectoria.

Y aunque parezca una broma de la historia, los dos principales candidatos a ocupar la Casa Blanca, para ganar, necesitan los votos de los pueblos que Los Estados Unidos, a través de la historia despreciaron, abusaron o excluyeron, los de los negros y de los latinos.

Así son los pueblos, indescifrables, contradictorios, en apariencia erráticos, capaces de poner el futuro en manos que desde nuestro punto de vista podría aparecer NO como los más adecuados.

Pero, en fin, son los Estados Unidos de América quienes están escribiendo su historia y nosotros solo somos espectadores que observamos la película desde una galería lejana y ellos como los creadores de Hollywood con su magia y su fantasía, podrían deparar para nosotros un final inesperado y sorprendente.

Ojalá más incluyente y menos selectivo, más dialogante y menos violento, más democrático y menos discriminatorio.

 

Jorge Mora Varela

Fotografía de Trump y Biden