DIOS HASTA EN LA SOPA

Utilizar  la palabra DIOS en el debate es una demostración de pobreza argumentativa, producto de la impreparación, falta de lectura, carencia de capacidades o del deseo de capitalizar con mañosería para beneficio de quien la usa y abusa las limitaciones del pueblo llano.

DIOS HASTA EN LA SOPA

Mis conceptos de espiritualidad se marcaron de manera clara en los grupos juveniles de la Parroquia la Dolorosa de Tulcán de la mano del Padre Edison Landázuri y con esos referentes, me resulta chocante el uso y el abuso de la palabra Dios.

No logro entender el uso recurrente de la palabra Dios en la argumentación de los candidatos a las elecciones populares sobre todo en los que buscan la presidencia de la república.

¿Por qué la usan?, ¿Qué quieren?, ¿Por qué lo hacen?

No sé si los candidatos quieran demostrar que son los "elegidos", son el testimonio vivo de la presencia de Dios en la tierra, no sé si quieren demostrar que tienen la suficiente autoridad moral frente al resto de candidatos, no sé si busquen credibilidad frente a sus posibles electores, o solo es parte de la retórica irreflexiva con la que construimos nuestras ideas y frases.

No se si el uso, abuso y desgaste de la palabra Dios en cualquier frase que construyamos, sea el testimonio de una posición espiritual o sea la falta de argumentos para sostener una idea.

Utilizar  la palabra DIOS en el debate es una demostración de pobreza argumentativa, producto de la impreparación, falta de lectura, carencia de capacidades o del deseo de capitalizar con mañosería para beneficio  de quien las usa y abusa las limitaciones del pueblo llano.

Creo que los candidatos son un reflejo de lo que es el país, al que le falta elevar de manera significativa el nivel educativo, para poder mantener y crecer en su espiritualidad y colocarla en el lugar que debe ocupar, pero llenarse de argumentos inteligentes y de nivel académico-político para levantar su desempeño en otras áreas, las profesionales, políticas, familiares, relacionales.

¿Es posible alcanzar mejores niveles de vida, solo con el hecho de invocar a Dios?, ¿es posible vivir y actuar de esa manera todo el tiempo?, hasta llegar a perder el sentido del concepto de Dios, que debería ocupara un espacio especialísimo en la vida de las personas y no degradarlo

Al parecer a los ecuatorianos nombrar a Dios, nos sirve para sazonar todo, desde lo más importante hasta las conversaciones más intrascendentes y dejar de lado la inteligencia y la preparación académica, para confiar en la milagrería fácil y cómoda, que da el poner la palabra Dios, en la mayor cantidad de frases de nuestro uso cotidiano.

Y así nos va.

 

Jorge Mora Varela.