LAS FIESTAS Y LOS BAILES SE CUENTAN SOLOS
Las fiestas, esa celebración social por excelencia, tiende a expresarse de manera espontánea, colorida simbólica y ruidosa, sin dejar de lado el jolgorio, la diversión, los afectos y uno que otro acto vergonzante.
Las fiestas espontáneas, no podrían salir mejor que si se la diseñara con un guion preparado desde una mente maquiavélica, esquizofrénica o sarcástica, para dejar en su corta vida expuestas las características humanas que dejan al aire libre el desinhibidor por excelencia: su majestad el licor.
Como por arte de magia, se sueltan las amarras y aparece la cohesión social, los abrazos, los besos, las sonrisas y los diálogos amenos, el chiste fácil, las risas, la euforia y uno que otro exceso.