HUMBERTO Y LA BIBLIOTECA DE TULCÁN

Jorge Mora Varela, presenta:

 

HUMBERTO Y LA BIBLIOTECA DE TULCÁN

Preámbulo

El hombre permanecía de pie y en silencio, como si fuese una esfinge erguida, con la cabeza levantada, en una esquina del parque principal de la ciudad de Tulcán, vestía un abrigo elegante e impecable de color negro, largo, que cubría todo su cuerpo, que apenas permitía mirar su rostro adusto, su gesto mostraba un rictus de dolor e impotencia, masculló una maldición entre dientes mientras pronunciaba algunas palabras, entonces dio media vuelta y se alejó, para nunca más volver.

La biblioteca de la infancia

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Las clases de la escuela terminaban a las cuatro de la tarde, entonces los niños salían de prisa de la escuela y corrían a sus casas, cargaban el carriel donde descansaban luego de un día de trabajo en la escuela los cuadernos, los lápices, los esferos, el borrador, el Escolar Ecuatoriano. Al llegar a casa, se dejaban de prisa los útiles escolares sobre la mesa, casi listos para hacer los deberes.

EL TITINO Y LA FORTALEZA DEL GUERRERO

El 19 de abril de 1969 un grupo de cadetes del Colegio Militar Eloy Alfaro, desarrollaban un entrenamiento de defensa y ataque, entonces una granada de mano explotó y el cadete tulcaneño Víctor Oswaldo Guerrero Yépez, quedó estupefacto al mirar que sus manos habían desaparecido, en medio de la polvareda y el fuerte olor a pólvora.

 

EL “TITINO” Y LA FORTALEZA DEL GUERRERO

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Prólogo

En medio de la solemnidad y del motivo de la reunión, me llamó la atención un hombre entrecano, delgado, jovial, que saludaba y conversaba de la manera más natural posible y lo hacía con todos, sin embargo había un detalle que no pasaba desapercibido para mí, no tenía sus manos, no obstante, su conducta era absolutamente normal, que por ello llamó tanto mi atención.

EL CHEPITO ESTÁ QUEDADO EN EL PUETATE

Por fin había llegado el día en que iba a funcionar la iluminación de los escenarios deportivos en el parque de la antigua laguna en la ciudad de Tulcán y con mi grupo de amigos habíamos planeado que esa noche jugaríamos vóley en las canchas de polvo de ladrillo.

EL CHEPITO ESTÁ QUEDADO EN EL PUETATE…

El deporte

 El lugar acordado para la reunión fue mi casa, a la que fueron llegando alrededor de las siete de la noche, mientras las sombras se insinuaban en el cielo, nosotros ya nos preparábamos con la ropa deportiva, los zapatos adecuados y la inmensa alegría de compartir el deporte con los amigos de siempre, los de toda la vida.

El juego nocturno producía sensaciones diferentes, había que agudizar más los sentidos, reconocer la trayectoria del balón con luz artificial tenía su encanto especial. Con el paso de las horas nos enfrascamos en reñidos partidos de vóley, entre saltos, sacadas, alzadas, batidas, ganchadas, clavadas increíbles, risas y una que otra palabra soez que matizaba de manera deliciosa la jornada, así pasaron como una exhalación las horas dedicadas al deporte.

GOLPEA, MARTILLO GOLPEA, UN LIBRO PARA DISFRUTAR

El libro “GOLPEA, MARTILLO GOLPEA”, la historia del club deportivo “El Martillo”, de los escritores Duván Ávalos y Luis Vásquez es una perfecta oportunidad para disfrutarlo en familia.

“GOLPEA, MARTILLO GOLPEA”, UN LIBRO PARA DISFRUTAR

Mi amigo Hugo hizo llegar a mis manos la historia del Club Deportivo “El Martillo” y al hojearlo me nació el deseo de leerlo, mirarlo y apreciarlo en casa, de manera especial con los personajes preferidos de la familia, los padres y los abuelos, porque ellos son parte de la historia de ese pueblo del que narran los autores, una historia como creo que debe ser contada, como a mí me gusta.

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Dejando Huellas Carchenses

"Dejando Huellas Carchenses"

Una muestra del talento de Luis Rosero Mora y Karina Rivas Rosero.

 luis y karina

El día viernes 12 de mayo del año 2017,  la Sala “Víctor Mideros”, la Matriz de la Casa de la Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión”, se vistió de gala para la presentación de la Exposición Plástica “DEJANDO HUELLAS CARCHENSES”, de los artistas tulcaneños Luis Rosero Mora y Karina Rivas Rosero.

En ella se expusieron de manera maravillosa las pinturas que permiten sentir a flor de piel los lugares, la vida de los hombres y mujeres, los paisajes, las sensaciones, la existencia en el estado más puro de quienes nacimos en las  hermosas tierras carchenses y que me impresionaron hasta las lágrimas, porque en aquellas inolvidables obras de arte, se puede recoger de manera especial todo el bagaje cultural, geográfico, vivencial de la Provincia del Carchi y de manera particular de la Ciudad de Tulcán.