En este mes de mayo, quiero invitarlos a un momento de reflexión, respecto a la manera de llevar las familias cuando vivimos tiempos de inserción de la mujer en el mundo externo.
SER MADRE
UN ESTADO EN EVOLUCIÓN
Cuando pienso en mi madre, viene a mi mente la figura mítica de una mujer, que sostiene en una mano un rosario y en la otra una fusta, con la cual lleva a sus hijos por el camino del bien y de la fe, capaz de realizar los actos más sencillos y sublimes, llenos de amor, de disciplina y de entrega total, realizando tareas cotidianas como las de arreglar la casa, limpiarla, planchar la ropa, preparar la comida y tenerla a la temperatura perfecta, mientras reza para tener la protección divina que nos libe de todo mal y nos permita regresar salvos a casa.
Sin embargo la modernidad le ha permitido a la mujer acceder al mundo laboral, abriendo para ella una serie de oportunidades de trabajo, sociales, políticas, culturales, cambiando de manera radical el rol que durante milenios le había sido asignado.




