Jorge Mora Varela, presenta un relato del realismo mágico
carchense, que va por el sutil camino de la leyenda.
Si una LEYENDA es una narración que cuenta
un hecho real o ficticio enriquecido con elementos
fantásticos del bagaje cultural de un pueblo.
Ninguno de los acompañantes del cortejo fúnebre lo podía creer, ni entendían lo que estaban viendo, al difunto lo iban a enterrar en un nicho cualquiera de uno de tantos cementerio en la capital, porque en el hermoso campo santo de su pueblo desde hace más de una década él había hecho construir un mausoleo precioso para que llegado el momento allí sean colocados su cuerpo y los de su familia, sin embargo iba a ser sepultado en el anonimato de la gran ciudad.
EN EL CEMENTERIO
EL MIEDO FUE TAN GRANDE, QUE DECIDIERON NO VOLVER.
Todo empezó cuando cada vez que visitaban el cementerio, donde había construido el mausoleo familiar, su esposa le decía mire la losa grande, no está igual que siempre, el hombre miraba y nada parecía estar fuera de lugar, todo parecía estar dentro de lo normal.
Pero su esposa insistía con el mismo comentario, cada vez que llegaban al mausoleo familiar:
“mire que no está como la última vez”
El hombre miraba la construcción donde algún día reposarían los cuerpos de él y de los miembros de su familia y no podía determinar la razón del comentario de su esposa.
La situación se volvió incómoda, la mujer insistía con que “nunca la losa estaba como la última vez”, sin embargo para los ojos del hombre todo estaba igual y esto generaba una tensión que empezó a manifestarse con expresiones gestuales y verbales de mal humor en tonos altisonantes y groseros.
¡No está como la vez anterior!
¡Todo está igual!