EL DRAMA DEL LUCHITO Y EL FRACASO DE LA POLÍTICA SOCIAL

EL DRAMA DEL LUCHITO Y EL FRACASO DE LA POLÍTICA SOCIAL

Pocas veces el drama humano de un hombre como “Luchito”, ha calado tan profundo en la conciencia de los tulcaneños.

En este ser humano nacido en la Ciudad de Tulcán se evidencia un obscuro pasado, de violencia y de abandono que algunos quisieron ocultar y olvidar. En parte lo lograron, pero en nuestras calles quedó un niño, un joven, un hombre, que haciendo acopio de las fortalezas y las limitaciones de su propio ser y las de su raigambre, se fue convirtiendo en un personaje querido, popular, ícono del ser tulcaneño.

 

En la vida de Luchito, es rescatable y ejemplar la generosidad del grupo de mujeres, las monjitas y del personal del antiguo Hospital Luis G. Dávila que le prodigaron sus primeros auxilios, su comida y su vivienda. Aplausos a estas personas anónimas.

Anéctodas y memorias - Blanca Flor Bolaños Ayala

Anéctodas y memorias - Blanca Flor Bolaños Ayala

 

Mi nombre es BLANCA FLOR BOLAÑOS AYALA, tengo 72 años

(La visité en su casa en Tulcán y nos sentamos en el taller en donde atesoraba una antigua máquina de coser marca Singer, “me la compró mi papá” dijo, luego entendería que a través de ese regalo él se redimía de tantos desaciertos con su hija. Nos sentamos frente a una pared llena de fotografías como nunca vi otra y le propuse hacer una instantánea dándome un testimonio de su comunidad y contándome su vida, no para colgarla en la pared sino para ponerla en un álbum de historias de la frontera, ella ríe como la niña que fue hace mucho. Su casa es alegre, sus nietas son bellas, sus manos son generosas. Viajamos al Mirador de los Pastos en sueños y regresamos enriquecidos al presente, como un designio, como una promesa de la felicidad que se ha cumplido).

"Mi papá se llamaba Marco Tulio Bolaños Oliva y mi mamá Carmela Ayala Chamorro."

Cuando se sintió enfermo mi papá nos repartió la herencia a todos, es por eso que tenemos un pedacito de tierra en el “Mirador de los Pastos” antes llamado “El Barrial”, lo recuerdo lleno de árboles, de chilca y marco, era un montecito, algunos lo vendieron, pero a mí me gustó porque ahí nací, por eso lo conservo.

EL CHINCHINAL, HIMNO DE LOS MIREÑOS

EL CHINCHINAL, HIMNO DE LOS MIREÑOS


A mediados del siglo anterior, Mira seguía siendo una isla rodeada de grandes latifundios como San José, San Nicolás, Pueblo Viejo, Pisquer, El Hato. Los mireños en su gran mayoría trabajaban en las haciendas en calidad de escribientes, mayordomos, arrieros, huasicamas, peones entre otras ocupaciones y los que laboraban por cuenta propia desempeñaban actividades como la de agricultores, cabuyeros, leñadores, herreros y artesanos en general, lo que traía una dura y difícil situación económica que obligaba a los mireños a emigrar a las grandes ciudades, especialmente a Quito y Guayaquil.

Byron Castro cita: “En marzo de 1940 se firmó un contrato con el Ing. Jizba,… siendo designado Ingeniero Jefe de la construcción del Ferrocarril Ibarra- San Lorenzo, el profesional juzgaba que es preferible el ferrocarril a una carretera y exponía las ventajas de una línea férrea”. Se presentó la gran oportunidad de trabajo para los habitantes de este pueblo, y de muchos otros de varias provincias del país. “Un peón ganaba un real diario, es decir 10 centavos de sucre, mientras en el ferrocarril el diario era de un sucre, esto motivó la migración masiva de pobladores de diferentes lugares y preferentemente de Mira” como lo dice don Alfredo Urresta Sola en entrevista hecha en 1980, quien trabajaba en compañía de sus hermanos Octaviano y Guillermo Urresta Sola en calidad de subcontratistas, eran especialistas en la construcción de túneles, que permanecen como mudos testigos del trabajo de cientos de personas.

Además Castro acota: “Para 1945 se aceleraron los trabajos, llegando el ferrocarril hasta la pequeña población de Salinas de Ibarra, zona productora de aguardiente y sal, además de estar rodeada de hermosos y fértiles valles”.

¿DEBEMOS ELEGIR A LOS DELINCUENTES?

¿DEBEMOS ELEGIR A LOS DELINCUENTES?

En el Ecuador, cuando se comienzan a percibir los primeros embates del período electoral que se avecina para el año 2.021, el leer las noticias de forma inevitable me siento transportado a las historias tenebrosas del medioevo, cuando las ciudades sentían el asecho de ejércitos de mercenarios que buscaban apropiarse de los bienes de la ciudad, someterla o apropiarse de ella.

Las historias relatan como cuando llegaba la noche, los grupos de asechadores, encontraban la oportunidad para apropiarse de los bienes de los habitantes de las ciudades, violentar a sus mujeres, secuestrar a sus niños, asesinar a sus opositores y dejar tras de sí ríos de desolación y muerte.

9 de agosto Día Nacional de la Cultura

9 de agosto Día Nacional de la Cultura

UN HOMENAJE IMPRESCINDIBLE A LOS ARTISTAS ECUATORIANOS POR SU APORTE VITAL A LA PATRIA A TRAVÉS DE LA CULTURA.

Y UN ABRAZO FRATERNO A LOS GESTORES CULTURALES CARCHENSES.

Para entender el valor de la cultura debemos referirnos al razonamiento que algunos dan por falso pero, verdadero o no, tiene un gran peso de razón, del Primer Ministro del Reino Unido Winston Churchill (1874-1965), en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, cuando el ejército británico tenía serias dificultades económicas, uno de sus asesores le aconsejó tomar para la guerra una parte del presupuesto de la educación y la cultura y el líder político se opuso, él sostenía que no era posible hacerlo, porque entonces “no habría como explicarle a su pueblo quienes son y porque luchan”.

Insistimos, verdadero o no, es un mensaje inteligente, sabio, estratégico y digno, que debería hacer pensar a los lideres políticos que no son capaces de valorar el aporte fundamental de la cultura en la sólida construcción de la patria.

En el Ecuador, el controversial y cinco veces presidente José María Velasco Ibarra, el año 1.944 creó la Casa de la Cultura Ecuatoriana y en el año 1.975, el dictador Guillermo Rodríguez Lara, consagró al 9 de agosto como el Día Nacional de la Cultura e instauró el galardón que reconoce cada año a lo mejor de la cultura ecuatoriana, el Premio “Eugenio Espejo”.