EL EUFEMISMO DE LA PERSECUCIÓN POLÍTICA
En el año 1.919, Adolf Hitler escribió un documento en el que señalaba que la “cuestión judía” debía ser resuelta a través de la expulsión total de los judíos de Europa, la cual debería llevarse a cabo mediante los pogromos (palabra que viene del ruso pogrom: ‘devastación’) consiste en el linchamiento multitudinario, espontáneo o premeditado, hacia un grupo particular, étnico, religioso u otro, acompañado de la destrucción y/o la incautación de sus bienes. El término ha sido usado para identificar los actos de violencia sobre todo contra los judíos.
Con la política persecución se pretendía la emigración de los judíos a quienes se segregó y aisló sistemáticamente del resto de la sociedad y se los forzó a salir de Alemania.
En un principio, términos como “evacuación”, “desplazamiento”, “emigración” o “reinstalación” eran eufemismos que intentaban ocultar la masacre hacia el pueblo judío. Inclusive en los tiempos actuales, los negacionistas del holocausto rechazan la existencia de la persecución y el exterminio, cuando afirman que se trata de un medio propagandístico del sionismo y de una supuesta conspiración judía.
Traigo a colación esta página vergonzante de la historia del siglo XX, a propósito de la campaña propuesta por el activista político Fernando Balda, quien inició el 17 de enero del 2.022, una campaña para "depurar" las instituciones gubernamentales ecuatorianas de "infiltrados correístas" que defienden "actos de corrupción y a quienes los han cometido".