LA HUELLA DE LOS PRESIDENTES EN LA VIDA DE LOS PUEBLOS
Me gusta la historia, NO la que me contaron en las aulas, ni la que fue garabateada por escritores que contaron su propia versión interesada de los hechos o versiones escandalosas del cine o la televisión, me gusta la historia: la que se mira, la que está en el quehacer de los pueblos.
Un viaje permite mirar aquello, no solo las bellezas naturales que estaban allí antes que cualquier ser humano; sobre todo me agrada mirar la huella de los seres humanos y, en este caso particular la de los gobernantes.
En la Provincia de Esmeraldas es evidente la huella del General Guillermo Rodríguez Lara cada vez que miramos casi con indiferencia la “Refinería Petrolera de Esmeraldas” desde 1.975 y la historia exportadora del petróleo ecuatoriano desde el Puerto de Balao.
De igual manera es evidente la huella de Rafael Correa Delgado, sus carreteras, su infraestructura escolar, de salud, de administración pública, de miradores, de parques.
No obstante, las ásperas, polémicas y violentas polémicas que podrían desencadenarse alrededor de estas obras, su impacto en las comunidades y el país son indiscutibles, alrededor de ellas se han desarrollado los pueblos y sus culturas, sus oportunidades, su desarrollo con todos sus bemoles.