ME GUSTABA VELASCO, PERO NO ME GUSTABAN LOS VELASQUISTAS
Con frecuencia no bastaba la pulcritud y transparencia del presidente de la república de turno, sobre todo tenía que hacerse responsable de sus “angelitos”, ese ejercito de colaboradores que creen que la función pública es una gran oportunidad para dar rienda suelta a sus ambiciones, apetencias, impulsos incontrolables hacia la apropiación indebida de los recursos, los negociados, las prebendas, las pequeñas, medianas o gigantescas corruptelas.
Me gustan los expresidentes que caminan por la calle y lo hacen de forma libre, tranquilos, pero me encantaría encontrarme con estos personajes que mantuvieron sus manos limpias y sobre todo cuidaron con celo y con firmeza la limpieza y honestidad de sus colaboradores.






