La Señora Muerte
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La Señora Muerte.
Hace muchos, muchísimos años, vivía un hombre que deseaba conocer personalmente a la Muerte. El propósito de semejante intención era expresar su agradecimiento, porque consideraba que era la única persona -si así se puede llamar- que vivía sobre la faz de la tierra, que es de una equidad tan admirable que no reconoce ni a ricos ni a pobres, ni a blancos o negros, peor a niños y viejos. Cuando es la hora, no hay quien pueda replicar.
Negros de La Concepción llevan un muerto en chacana
Este singular personaje pidió a su mujer que le alistara algo de comer para el viaje. El pedido consistió en una gallina asada, con aliños olorosos. Fue así como una mañana emprendió su peregrinación para conocer a la Señora Muerte, como dio en llamarla. Iba en un brioso caballo y aunque anduvo muchas leguas nunca se encontró con la Señora Muerte. Más una tarde de niebla, en la encrucijada de un sendero divisó un caballo y un jinete que llevaba una guadaña, envuelto en una enorme capa negra. Era la Señora Muerte.